1. Meliso, hijo de Itageno, fue de Samos y discípulo de Parménides, aunque también conferenció con Heráclito, y lo recomendó a los efesinos que no lo conocían, como Hipócrates hizo conocer a Demócrito a los abderitas. Fue hombre muy político y civil, y muy acepto y estimado de sus conciudadanos. Y aun, habiendo sido elegido general de mar, crecieron los honores por su mucho valor.
2. Sus opiniones son: «Que el universo es ilimitado, inmutable, inmoble, uno, semejante a sí mismo y lleno. Que no hay movimiento, sino que parece lo hay. Y que no hay cosa segura acerca de los dioses, puesto que de ellos no tenemos conocimiento cierto». Apolodoro dice que floreció hacia la Olimpíada LXXXIV.