Pitágoras a Anaxímenes

«Si tú, oh varón grande, no excedieras a Pitágoras en nacimiento y gloria, sin duda hubieras ya dejado a Mileto para venirte a mí; pero te lo prohíbe el esplendor de tu casa. Aun a mí me contuviera si me pareciera a Anaxímenes. Vosotros que soléis abandonar las ciudades por causa de sueños, si lo hacéis así perderán el ornamento y les será más inminente el daño por parte de los medos. No es bien estar siempre discurriendo de los astros; importa más tomarse cuidado de la patria. Aun yo no siempre estoy en mis lucubraciones: también ando entre las guerras que mutuamente se hacen los italianos.»

33. Y por cuanto hemos tratado de Pitágoras, hablemos ahora ya de los más célebres pitagóricos. Después de éstos se tratará de aquellos de quienes algunos escriben en común, o sea esparcidamente; y por último añadiremos después la serie y sucesión de los más dignos y memorables hasta Epicuro, como dijimos arriba. De Téano y Telauges ya tratamos; hablemos ahora primero de Empédocles primeramente, puesto que según algunos fue discípulo de Pitágoras.

__________

(566) Véase la nota 344.
(567) Acaso era sacerdotisa de Apolo. El texto tiene παρά Θεμιστοχλείας τής άδενγφής, De Temistoclea, su hermana; pero es más probable la lección τής έν Δελφόις, en sentir de Aldobrandini, Menagio y otros. A la que fue sacerdotisa en Delfos suelen llamarla aristoclea.
(568) Observaciones o especulaciones.
(569) Que Eurípides repitió en su Orestes, verso 735.
(570) Vitrubio, lib. IX, cap. II. Algunos lo atribuyen a Tales Milesio. Véase la nota 16 a la vida de Tales.
(571) Pero Herodoto en su Euterpe dice que ésta era ya opinión más antigua entre los egipcios, adaptada después por algunos griegos.
(572) Παντοίας θεοϋ φωνάς. Mer. Casaubono tiene por error aquí la voz παντοίας. La interpretación que da de la mente de Laercio es: Era tan admirado, que sus principales dichos y sentencias eran tenidos por oráculos y palabras divinas.
(573) En otros lugares cita Laercio esta misma obra en singular.
(574) Τά στρώματα άεί συνδεδεμένα έχειν. Stromata pueden también ser los vestidos.
(575) Ερυθίνον... μελάνουρον. Al primero literalmente corresponde rojillo; y al segundo, cola negra. El rojillo podría ser el salmonete, bien conocido de todos; pero no me persuado de ello, porque lo nombra más adelante por su propio nombre que es τρίγλη. De ambos trata Plinio, lib. XI, cap. XVI, y lib. XXXIII, cap. XI.
(576) Pero Yámblico en la vida de Pitágoras lo niega abiertamente.
(577) Διαχωρών. Las versiones ponen: nunca fue visto en glotonerías o excesos de comida. Pienso que esta voz es participio de διαχωρέω, que significa divagar de un lugar a otro. Para lo primero juzgo debería decir διαχορτάζων.
(578) Sabida es la instrucción que las cigüeñas dan con el ejemplo a sus cigoñinos.
(579) Si Pitágoras había visto aquellas almas en el infierno, ¿cómo pudo después enseñar la trasmigración de ellas de un cuerpo a otro, como se le atribuye? Ello es lo que algunos dijeron que la trasmigración pitagórica se hacía volviendo las almas de los campos Elíseos, cumplido al tiempo de su demora.
(580) Apolo.
(581) Είμαρμένης  puede ser también la providencia de Dios o los decretos divinos.
(582) Fueron algunos de opinión que la tierra produjo los hombres en el principio del mundo, y que aquéllos produjeron a los demás por generación. Pitágoras dice aquí que la tierra no pudo producir hombres, y tacha de insubsistente tal opinión.
(583) El esperma.
(584) Porque, según los pitagóricos, el aire y el agua son cálidos.
(585) θυυόν. Thumos es la ira incipiente.
(586) Porque los pitagóricos por νοϋς entienden el conocimiento ordinario e instinto.
(587) Φρένας, el entendimiento y la racionalidad.
(588) σταγόνας, como gotas.
(589) No explica si cuando es criada o cuando separada del cuerpo; parece muy probable lo segundo, por lo que luego dice Mercurio.
(590) Πομπέα, Pomparum ductorem, seu coactorem. Mercurio era entre los gentiles quien llevaba las almas a la barca de Aqueronte.
(591) Δαίμονάς.
(592) όρχιόν τε εϊναι τόν δίχαιν΄ χαί διά τοϋτο Δία δρχιο λεγεσθαι. Pudiera traducirse: foedus pactumce justum esse, ideoque Jovem Foedus appellari.
(593) αγόνατον. El tallo de las habas no tiene nudos, aunque Teofrasto dice que sí. Las hace por esto semejantes a las puertas infernales, pues del infierno no hay regreso, por más que las rodillas, γονατα, hagan su oficio, esto es, por más que se interpongan ruegos.- Mer. Casaubono.
(594) En la fecundidad, como dice Luciano.
(595) Suidas añade de la mesa, que Laercio omite aquí, aunque luego la pone en el verso de Aristófanes. También la pone Ateneo, libro X.
(596) Lilio Giraldo, en la Exposición de los símbolos de Pitágoras, pretende que las palabras pues antiguamente concurrían en uno los amigos a comerlo, como ahora los bárbaros, son de Laercio, y que por bárbaros entendió los cristianos, los cuales se congregaban ad frangendum et manducandum celesten et sanctissimum panem, como leemos en los Actos de los Apóstoles, cap. II, y en San Pablo, I ad Corint. Aldobrandini y Menagio no se conforman con Giraldo, por razón que ningún escritor, por más enemigo que haya sido de los cristianos, los ha llamado nunca bárbaros, como que eran por la mayor parte griegos y romanos.
(597) ¿Será porque la fracción del pan simboliza un juicio injusto?
(598) Acaso porque indica escasez de pan.
(599) ρυθμοϋ: parece que por ritmo quiso entender euritmia, que yo interpreto gracia en las estatuas.
(600) La edición de Estéfano pone sólo έν τή παντοδαπή ιστορία en su Historia varia; pero en la versión latina añade libro octavo, como la común.
(601) Τοϋτον, hune, etc. Menagio trae algunas razones para sospechar que aquí puede entenderse nuestro filósofo, puesto que durante algún tiempo anduvo con el pelo largo y fue también atleta; pero es más probable fue otro Pitágoras también samio.
(602) στρογγύλην puede también significar cilíndrica.

Share on Twitter Share on Facebook