Aristóteles

1. Aristóteles, hijo de Nicómaco y de Efestiada, fue natural de Estagira. Nicómaco descendía de Nicómaco, hijo de Macaón, que lo era de Esculapio, como dice Hermipo en el libro que escribió acerca de Aristóteles. Vivió con Amintas, rey de Macedonia, por causa de la medicina y por amistad. Fue el discípulo más legítimo de Platón, y de voz balbuciente, como dice Timoteo Ateniense en el libro de las Vidas. También dicen que tenía las piernas delgadas y los ojos pequeños, que usaba vestidos preciosos y anillos, y que se cortaba la barba y el pelo. Tuvo de su concubina Herpílide un hijo, llamado Nicómaco, según escribe Timoteo. Apartóse de Platón viviendo todavía éste, por lo cual cuentan que dijo: «Aristóteles nos tira coces, como hacen los potricos con sus madres».

2. Dice Hermipo en las Vidas que habiendo ido de embajador por los atenienses a Filipo, fue Jenócrates hecho jefe de la escuela en la Academia; y que habiendo vuelto y visto la escuela en poder de otro, tomó en el Liceo un sitio para pasear, y paseando allí hasta la hora de ungirse los atletas filosofaba con sus discípulos, y de este paseo fue llamado Peripatético (306). Otros dicen que lo fue porque hacía algunos discursos a Alejandro al tiempo que paseaba convaleciendo de una enfermedad. Después que ya eran muchos sus discípulos, filosofaba sentado y solía decir:

Es cosa indecorosa,
si Jenócrates habla, que yo calle.

Ejercitaba unidamente a todos sus discípulos en cada proposición, y al mismo tiempo los instruía en la retórica.

3. Pasó después a estar con el eunuco Hermias, que era tirano de los atarnenses, y, según algunos, su bardaje: bien que otros afirman tenía afinidad con él, habiéndole dado en mujer a su hija o sobrina, como dice Demetrio de Magnesia en el libro De los poetas y escritores colombroños, el cual añade que Hermias había sido esclavo de Eubulo, natural de Bitinia, y que había muerto a su amo. Aristipo, en el libro I De las delicias antiguas, dice que Aristóteles amó a una concubina de Hermias, y habiéndola conseguido la tomó por mujer, y por el gran gozo que tuvo la ofreció sacrificios, como los atenienses a Ceres Eleusinia, y a Hermias le compuso el himno que escribiremos abajo. De allí pasó a Macedonia a estar con Filipo, y recibió de él por discípulo a su hijo Alejandro; pidió a éste restaurase su patria destruida por el mismo Filipo, y conseguido esto, la puso leyes. También puso leyes en la escuela, a imitación de Jenócrates, sobre que se crease nuevo director cada diez días.

4. Luego que le pareció estaba suficientemente instruido Alejandro, regresó a Atenas, componiendo antes con él a su pariente Calístenes Olintio, al cual, como hablase al rey con demasiada libertad y no le obedeciese, lo reprendió, diciendo:

Morirás presto, mozo que así hablas.

Y así sucedió, pues habiendo sido partícipe de las asechanzas de Hermolao contra Alejandro, fue puesto y llevado públicamente en un jaula de hierro, en donde se llenó de corrupción y hediondez, y finalmente fue arrojado a un león, con que acabó su vida.

5. Aristóteles, pues, llegado a Atenas y regentando la Escuela por espacio de trece años, se fue ocultamente a Calcide, porque el sacerdote Eurimedonte, presidente de los sacrificios (o bien Demófilo, según escribe Favorino en su Historia varia) lo había acusado de impiedad a causa del himno compuesto por él al mismo Hermias, y haber puesto al pie de su estatua en Delfos el epigrama siguiente:

Quitó a éste la vida el rey inicuo
de los flecheros persas,
traspasando las leyes y los pactos
de los varones cándidos y fieles:
pero no le dio muerte cuerpo a cuerpo
contra la cruenta lanza en la pelea,
sino con la falacia
y no guardada fe de hombre engañoso.

Murió allí mismo habiendo bebido el acónito, como dice Eumelo en el libro V de sus Historias, a los setenta años de edad; y añade que tenía treinta cuando entró en la escuela de Platón. Engáñase en esto, pues vivió sesenta y tres, y entró con Platón a los diecisiete. El himno es como se sigue:

¡Oh Virtud, laboriosa a los mortales!
¡Noble y excelso halago de la vida!
Por tu belleza, Oh Virgen,
es en Grecia la muerte ya envidiada,
y continuos trabajos se toleran.
Tú grabas en la mente de los hombres
el no caduco fruto, preferible
al oro, a nuestros padres
y al blandísimo sueño.
Por ti el hijo de Júpiter, Alcides,
y los hijos de Leda,
mil trabajos sufrieron,
tu fuerza publicando con facciones.
Por el mismo deseo de alcanzarte,
bellísima Virtud, Aquiles y Áyax
a la mansión tártarea descendieron.
Igualmente, el amor de tu hermosura,
robó del sol los claros resplandores
de Atarna al ciudadano;
que siendo ya clarísimo en sus hechos,
haránlo más las musas inmortales
hijas de la memoria,
prendas del firme amor, que dan aumento
de Jove Hospedador al sacro culto (307).

Hay un epigrama mío a él, que es el siguiente:

De impiedad acusaba Eurimedonte,
sacerdote de Ceres,
a Aristóteles, y éste el riesgo evita
acónito bebiendo.
Esto era realmente lo más fácil
para burlar a un sicofanta injusto.

6. Fue el primero que escribió defensa de sí mismo; y fue en esta misma acusación, como dice Favorino en su Historia varia; y también que dijo que en Atenas

las peras sobre peras,
y los higos maduran sobre higos.

Dice Apolodoro en las Crónicas que Aristóteles nació el año primero de la Olimpíada XCIX; se puso bajo la enseñanza de Platón, y permaneció en ella veinte años, habiendo entrado el diecisiete de su edad. Que paso a Mitilene siendo arconte Eubulo, el año cuarto de la Olimpíada CVIII; pero muerto Platón el primer año siendo arconte Teófilo, se fue a Hermias, con quien demoró tres años. Que siendo arconte Pitodoro pasó a estar con Filipo el año segundo de la Olimpíada CIX, teniendo ya Alejandro quince años de edad. Que regresó a Atenas el año segundo de la Olimpíada CXI, y enseñó en el Liceo hasta trece años. Y finalmente, que partió a Calcide el año tercero de la Olimpíada CXIV, donde murió de enfermedad a los sesenta y tres años, en cuyo tiempo murió también Demóstenes en Calabria (308), siendo arconte Filocles. Dicen que por haber recomendado a Calístenes a Alejandro cayó en desgracia del rey, y que éste, para más afligirlo, favoreció a Anaxímenes y envió regalos a Jenócrates. Ambrión en la Vida de Teócrito dice que éste lo motejó en el epigrama siguiente:

A Hermias eunuco, y a Eubulón esclavo,
ha erigido un vacío monumento
más vacío, Aristóteles, de mente.

Y Timón añade:

Ni del Estagirita
la nimiedad y levedad molesta...

 

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