Licón

1. A Estratón sucedió Licón, natural de la Troade, hijo de Astianacte; varón elocuente y muy apto para la enseñanza de los niños. Decía que «a los niños debía injerírseles el pudor y deseo de honores como se aplica a los caballos el látigo y el freno». Su fecundidad y elegancia en el decir y explicar las cosas consta de que acerca de una doncella pobre habla en estos términos: «Grave carga es para el padre una doncella a quien por falta de dote se le pasa aprisa la flor del tiempo». Por esto cuentan que Antígono dijo de él: «Así como el buen olor y belleza de una manzana no se puede trasladar a otra parte, así en este hombre se deben mirar las cosas que decía como las manzanas en el árbol». Y aun, porque era dulcísimo en el decir, añadieron algunos a su nombre la letra G (330). Pero en el escribir no se parecía a sí mismo. A los que se dolían de no haber aprovechado el tiempo en los estudios y desearían que volviese, los burlaba diciendo que «mostraban arrepentirse mucho de un ocio ya irremediable o incorregible». A los que obraban sin consejo les decía que «estaban tan faltos de razón como los que quieren explorar la rectitud de la Naturaleza con una regla torcida; o a los que se miran el rostro en agua turbia o en un espejo inverso. Y que a la corona forense aspiraban muchos; pero a la olímpica pocos o ninguno».

2. Sus consejos fueron en varias ocasiones muy importantes a los atenienses. En su vestir era sumamente curioso y aseado, como dice Hermipo. Hacía también mucho ejercicio, y disfrutaba perfecta salud corporal; y aun mostraba una habitud todavía atlética, con las orejas maltratadas y el cuerpo lustroso, como dice Antígono Caristio. Y se dice que ejerció la lucha en los juegos Ilíacos que celebró su patria, como también el juego de pelota. Era muy estimado de Éumenes y de Átalo, los cuales le hicieron varios donativos y agasajos. Procuró también Antíoco tenerlo consigo, mas no lo consiguió. Era tan contrario de Jerónimo Peripatético, que sólo él no lo visitaba en el día de su cumpleaños, de lo cual ya dijimos algo en la Vida de Arcesilao (331). Regentó la escuela por espacio de cuarenta y cuatro años, habiéndolo Estratón dejado sucesor suyo en su testamento en la Olimpíada CXXVII. Oyó también a Pantedo Dialéctico; y murió de edad de setenta y cuatro años, de enfermedad de gota. Hay unos versos míos a él, que son:

De Licón referir no omitiremos
que murió de podagra;
pero me admira mucho que anduviese
en una sola noche, y con pies de otro,
el muy largo camino del infierno.

Hubo otros Licones. El primero fue pitagórico; el segundo éste de quien hablamos; el tercero fue versista; el cuarto poeta epigramático.

3. También ha venido a mis manos el testamento de nuestro filósofo, que es en la forma siguiente:

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