Anaxímenes a Pitágoras

2. «Tales en su vejez partió con paca felicidad. Saliendo como solía al zaguán de su casa por la madrugada, acampanado de una criada, a fin de observar los astros, no acordándose del estado del terreno, mientras miraba los cielos atentamente, se precipitó en un hoyo. Este fin tuvo este astrólogo, según dicen los milesios. Nosotros, nuestros hijos, y los concurrentes a la exedra para cultivar la literatura, tendremos siempre en memoria varón tan grande, y seguiremos su doctrina, no dudando halló el principio de las cosas

Escribió también otra carta:

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