Ensayos

Michel de Montaigne

Al Exmo. Señor Don FRANCISCO SILVELA, de la Real Academia Española.

Ausente cuatro años ha de España, he querido que a la cabeza de esta traducción castellana de los ENSAYOS DE MONTAIGNE, -«libro ingenuo y de buena fe», útil a todos los hombres,- figurase el nombre de un español ilustre, consagrándola así a la patria en la persona de uno de sus más dignos representantes.

Como el nombre de Usted significa una vida de integridad sin tacha dedicada al servicio de nuestro país, al par que el amor a las letras, de que son muestra espléndida sus discursos políticos y jurídicos y el hermoso libro de SOR MARÍA DE ÁGREDA, me complazco en estamparlo aquí deseando sólo que la dura aunque no ingrata tarea de interpretar un autor tan genial merezca la aprobación de los literatos españoles, para que el más humano de los filósofos adquiera así carta de naturaleza entre nosotros y en los pueblos de lengua española, a pesar de los defectos, evitables unos e inevitables otros, en que esta versión abunda.

Estimando profundamente la distinción que Usted le otorga al acoger con benevolencia este trabajo, tiene el honor de ser de Usted admirador afectísimo,

q. b. s. m. 

CONSTANTINO ROMÁN Y SALAMERO.

París, 5 de Marzo de 1898.

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