ESCENA III

El Marqués, Don Urbano; Cuesta, por el fondo.

Cuesta (entra con muestras de cansancio, saca su cartera de negocios y se dirige a la mesa). Marqués... ¿tanto bueno por aquí...?

Marqués. Hola, gran Cuesta. ¿Qué nos dice nuestro incansable agente...?

Cuesta (sentándose. Revela padecimiento del corazón). El incansable...¡ay! se cansa ya.

Don Urbano. Hombre, ¿qué me dices del alza de ayer en el Amortizable?

Cuesta. Vino de París con dos enteros.

Don Urbano. ¿Has hecho nuestra liquidación?

Marqués. ¿Y la mía?

Cuesta. En ellas estoy... (Saca papeles de su cartera y escribe con lápiz.) Luego sabrán ustedes las cifras exactas. He sacado todo el partido posible de la conversión.

Marqués. Naturalmente... siendo el tipo de emisión de los nuevos valores 79.50... habiendo adquirido nosotros a precio muy bajo el papel recogido...

Don Urbano. Naturalmente...

Cuesta. Naturalmente, el resultado ha sido espléndido.

Marqués. La facilidad con que nos enriquecemos, querido Urbano, enciende en nosotros el amor de la vida y el entusiasmo por la belleza humana. Vámonos al jardín.

Don Urbano (a Cuesta). ¿Vienes?

Cuesta. Necesito diez minutos de silencio para ordenar mis apuntes.

Don Urbano. Pues te dejamos solo. ¿Quieres algo?

Cuesta (abstraído en sus apuntes). No... Sí: un vaso de agua. Estoy abrasado.

Don Urbano. Al momento. (Sale con el Marqués hacia el jardín.)

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