ESCENA PRIMERA

Evarista, Don Urbano, sentados junto a la mesa despachando asuntos; Balbina, que sirve a la señora una taza de caldo.

Don Urbano (preparándose a escribir). ¿Qué se le dice al señor Rector del Patrocinio?

Evarista (con la taza en la mano). Ya lo sabes. Que nos parece bien el plano y presupuesto, y que ya nos entenderemos con el contratista.

Don Urbano. No olvides que la proposición de éste asciende a... (leyendo un papel) trescientas veintidós mil pesetas...

Evarista. No importa. Aún nos sobra dinero para la continuación del Socorro. (A Balbina que recoge la taza.) No olvides lo que te encargué.

Balbina. Ya vigilo, señora. Este juego de la señorita Electra creo yo que no trae malicia. Si recibe cartas y billetes de tanto pretendiente, es por pasar el rato y tener un motivo más de risa y fiesta.

Evarista. ¿Pero cómo llegan a casa...?

Balbina. ¿Las cartas de esos barbilindos? Aún no lo sé. Pero yo vigilo a Patros, que me parece...

Evarista. Mucho cuidado y entérame de lo que descubras...

Balbina. Descuide la señora. (Vase Balbina.)

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