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Después que Sila sujetó a toda la Italia, y se le confirió la autoridad de dictador, dio recompensas a los demás jefes y caudillos, haciéndolos ricos, y promoviéndolos a las magistraturas, y agraciándolos larga y generosamente con lo que cada uno codiciaba; pero prendado particularmente de Pompeyo por su valor, y juzgando que podría ser un grande apoyo para sus intentos, procuró con grande empeño introducirle en su familia. Ayudado, pues, con los consejos de su mujer, Metela, hace condescender a Pompeyo en que repudie a Antistia y se case con Emilia, entenada del mismo Sila, como hija de Metela y Escauro, casada ya con otro, y que a la sazón se hallaba en cinta. Era, por tanto, tiránica la dis- posición de este matrimonio, y más propia de los tiempos de Sila que conforme con la conducta de Pompeyo, a quien se hacia traer a Emilia a su casa en cinta de otro, y arrojar de ella a Antistia ignominiosa y cruelmente; y más cuando por él acababa entonces de quedarse sin padre: porque habían dado muerte a Antistio en el Senado por parecer que promovía los intereses de Sila a causa de Pompeyo; y, además, la madre, cuando llegó a entender semejantes designios, voluntariamente se quitó la vida; de manera que se agregó esta desgracia a la tragedia de tales bodas; y también por complemento la de haber muerto Emilia de sobreparto en casa de Pompeyo.

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