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Estableció el Consejo del Areópago de los que habían sido arcontes cada año, en el que por haberlo sido también tuvo asiento; pero viendo al pueblo todavía alterado e insolente con la remisión de las deudas, nombró otro segundo Consejo, eligiendo de cada tribu, que eran cuatro, cien varones, los que dispuso diesen dictámenes con anterioridad al pueblo; de manera que ningún negocio se llevase a la junta pública si antes no había sido tratado en el Consejo. Al otro Consejo de arriba lo constituyó superintendente de todo, y conservador como en dos áncoras, estaría la república menos vacilante, y quedaría el pueblo más sosegado. Los más son de opinión de que, como dejamos dicho, fue Solón el que estableció el Consejo del Areópago; y parece que está en su favor el no haber hablado ni hecho mención alguna Dracón de los Areopagitas, dirigiendo siempre las palabras a los Efetas en lo que dispuso acerca de los homicidios. Pero la ley octava de la tabla decimotercia de Solón, palabra por palabra es en esta forma: De los infames, todos los que eran infames antes de mandar Solón, que sean honrados; fuera de los que por sentencia del Areópago o de los Efetas o del Pritaneo hubiesen sido condenados por los reyes sobre muerte, robo o tiranía y hubiesen ido a destierro cuando se publicó esta ley. Esto indica que el Consejo del Areópago existía antes, del mando y la legislación de Solón: si no ¿quiénes eran los condenados antes de Solón en el Areópago, si Solón fue el primero que dio a este Consejo la facultad de juzgar? a no ser que hubiese mala escritura, o se hubiese cometido elipsis, queriendo significarse que los vencidos o condenados por las causas de que conocen los Areopagitas, los Efetas y los Pritanes, cuando se publica esta ley, queden infames, siendo los demás rehabilitados: considérelo cada uno por sí.

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