Tiénese por cierto que la primera fundación de Roma se verificó el día 11 antes de las calendas de mayo, el que solemnizan los Romanos como día natal de su patria; y se dice que en los primeros tiempos no se sacrificaba en él nada que fuese animado, sino que juzgaban que la fiesta consagrada al nacimiento de la patria debían conservarla pura e incruenta. Celebrábase ya antes de la fundación en el mismo día una fiesta pastoril, que llamaban Palilia. Es de notar que las neomenias o principios de los meses romanos no coinciden con los de los Griegos; pero este día en que Rómulo fundó su ciudad aseguran que fue día 30 del mes griego, y que en él sucedió una conjunción eclíptica de la luna con el sol, el cual eclipse fue observado por el poeta Antímaco de Teyo, y vino a suceder en el año tercero de la Olimpíada sexta. En el tiempo del filósofo Varrón, el hombre de más lectura entre los Romanos, vivía un Tarucio, amigo suyo, filósofo asimismo y matemático, y dado también, por el deseo de saber, a la astrología judiciaria, en la que era tenido por excelente. Propúsole, pues, Varrón el problema de que señalase el día y hora del nacimiento de Rómulo, haciendo el cómputo por las hazañas que de él se refieren, por el método con que se resuelven los problemas geométricos; pues que del mismo modo que pertenecía a su ciencia, dado el tiempo del nacimiento de un hombre, pronosticar su vida, le correspondía, dada la vida, averiguar el tiempo. Cumplió Tarucio con el encargo, y enterado de las acciones y sucesos de Rómulo, del tiempo que vivió, y del modo en que ocurrió su muerte, trayéndolo todo a cuenta, manifestó con la mayor confianza que su concepción se verificó en el año primero de la segunda Olimpíada, en el día 23 del mes Coyac de los Egipcios, en la hora tercera, hacia la cual el sol se eclipsó completamente, y su salida a la luz en el mes Thot y día 21 al salir el sol; y que la fundación de Roma hecha por él tuvo principio el día 9 del mes Farmuti entre las dos y las tres; pues que se empeñan en que la suerte de las ciudades ha de tener, como la de los hombres, su tiempo dominante, el que se ha de deducir por las conjunciones de los astros al punto de su nacimiento. Estas cosas y otras del mismo estilo es probable que por su novedad y curiosidad más bien sean gratas a los que las leyeren que desabridas y molestas por lo que tienen de fabulosas.