La liga de los Aqueos empezó a gozar de alguna consideración y poder a esfuerzos de Arato, que le dio consistencia, reuniendo las ciudades antes divididas y estableciendo en ellas un gobierno propiamente griego y humano. Después, al modo que en el fondo del agua empiezan a po- sarse algunos cuerpos pequeños, y en corto número al principio y luego cayendo otros sobre los primeros y trabándose con ellos forman entre sí una materia compacta y firme, de la misma manera a la Grecia, débil todavía y fácil de ser disuelta, por estar descuidadas las ciudades, los Aqueos la empezaron a afirmar, tomando por su cuenta auxiliar a unas de las ciudades comarcanas, libertar a otras de la tiranía que sufrían y enlazarlas a todas entre sí por medio de un gobierno uniforme. Por este medio se propusieron constituir un solo cuerpo y un solo Estado del Peloponeso; pero en vida de Arato todavía en las más de las cosas tenían que ceder a las armas de los Macedonios, haciendo la corte a Tolomeo y después a Antígono y a Filipo, que se mezclaban en todos los negocios de los Griegos, Mas después que Filopemen llegó a tener el primer lugar, considerándose con bastante poder para hacer frente aun a los más poderosos, se dispensaron de la necesidad de tener tutores extranjeros. Porque Arato, tenido por poco aficionado a las contiendas bélicas, los más de los negocios procuraba transigirlos con las conferencias, con la blandura y con sus relaciones con los reyes, según que en su Vida lo dejamos escrito; pero Filopemen, que era belicoso, fuerte en las armas y feliz y virtuoso desde el principio en cuantas batallas se le ofrecieron, juntamente con el poder aumentó la confianza de los Aqueos, acostumbrados a vencer con él y a tener la más dichosa suerte en los combates.