En cuanto a la denominación de Quirino dada a Rómulo, unos creen que equivale a Marcial; otros, que se le dio porque a los ciudadanos se les llamaba Quirites; otros, porque los antiguos a la punta o a la lanza le decían quiris, y había una estatua que se decía de Juno Quirítide, porque estaba sobre la punta de una lanza; y en la Regia o palacio, a la lanza allí puesta le llaman Marte; y con lanza se solía premiar en la guerra a los más esforzados: así que a Rómulo, como muy marcial o invicto, se le llamó Quirino; y hay un templo suyo en el monte que de su nombre se ha llamado Quirinal. El día en que mudó de vida se denomina la huída del pueblo, o las Norias Capratinas, porque bajan a sacrificar junto al lago de las Cabras, y a ésta la dicen capra. Cuando bajan al sacrificio pronuncian a gritos muchos de los nombres usados en el país, como Marco, Lucio, Gayo, representando la dispersión de entonces, y el llamarse unos a otros entre el miedo y la turbación. Otros dicen que esta representación no es de huída, sino de priesa y agitación, refiriéndolo a la siguiente causa: cuando después de la ocupación de Roma por los Galos fueron éstos arrojados por Camilo, la ciudad tardó mucho en volver sobre sí de su decadencia, y entonces muchos de los Latinos movieron sus armas contra ella, llevando por caudillo a Libio Postumio. Puso éste sus reales no lejos de Roma, y envió un heraldo con el mensaje de que los Latinos deseaban volver a avivar el deudo y parentesco, que ya iba decayendo, con nuevos matrimonios que se hiciesen entre ambas naciones; por tanto, que mandándoles copia de doncellas y otras mujeres no casadas, les guardarían paz y amistad, como la tuvieron ellos al principio con los Sabinos por igual medio. Oído por los Romanos, de una parte temían la guerra, y de otra consideraban que la entrega de las mujeres en nada era más llevadera que la esclavitud. En este conflicto, una esclava llamada Filotis, o, como quieren otros, Tutola, les sugirió que no hiciesen uno ni otro, sino que con cierto engaño evitasen la guerra y aquella entrega. Consistía el engaño en que a la misma Filotis y a otras esclavas se las ataviase decentemente como si fuesen libres, y en este concepto se las mandase al ejército enemigo; que luego, a la noche, ella cuidaría de poner en alto una antorcha para que los Romanos acudiesen armados y sobrecogiesen dormidos a los enemigos. Hízose todo así, cayendo en el engaño los enemigos; y la antorcha la levantó en alto Filotis desde un cabrahigo, habiendo puesto a la espalda ropas y otros estorbos para que los enemigos no percibiesen la luz, y quedase manifiesta a los Romanos. Luego que la vieron, salieron precipitadamente, y en el apresurarse, muchas veces se llamaban unos a otros: cogieron desprevenidos a los enemigos; venciéronlos, y en conmemoración de aquella victoria celebran esta fiesta; y las nonas se dicen Capratinas por el cabrahigo, al que llaman los Romanos caprifico. Convidan en esta fiesta a comer a las mujeres a la sombra de ramos de higuera; y las esclavas se congregan también, y andan en torno jugueteando, y a lo último se golpean unas a otras, y se tiran chinas, como entonces corrieron hacia los Romanos y pelearon en su ayuda. Mas esto, pocos de los historiadores lo admiten: y en verdad que el usar en aquel día del rito de pronunciar a gritos los nombres, y el bajar para el sacrificio al lago de la Cabra, tiene más conformidad con la relación primera; a no ser que ambos sucesos hubiesen tenido lugar en un mismo día en sus diversos tiempos. Dícese, finalmente, que Rómulo desapareció de entre los hombres a los cincuenta y cuatro años de edad, y a los treinta y ocho de su reinado.