D. FRANCISCO DE QUEVEDO

(Facsímil del retrato que dibujó su contemporáneo el pintor Pacheco.)

ABRIGANDO el propósito de dar á conocer joyas no eclipsadas de nuestra literatura clásica, y teniendo en cuenta la genial y característica manera de ser y decir, de la discutida y quizás harto calumniada personalidad del poeta español, festivo por excelencia de entre cuantos han pulsado esa nota; del filósofo al par que poeta, teólogo al mismo tiempo que político, de don Francisco de Quevedo y Villegas; nos ha parecido útil decimos, emprender la publicación del género de obras que singulizaron mejor á nuestro autor; siempre en la persuasión de que no nos apartamos un punto de lo que nuestro lema exige, pues ocurre pensar por muchos, que el autor del Gran Tacaño, sólo en determinadas manos se hallaría bien. Nosotros creemos todo lo contrario. El popularizar esas obras festivas no ofrece riesgo, sobre todo si se cuida de expurgar con inteligencia determinados pasajes, demasiado crudos para los tiempos presentes; disculpables tales lunares, gracias al modo de ser de una época, de una corte, y aun de la especialísima idiosincrasia del escritor, sin ningún reparo pensamos que puedan leerse esos escritos, pues Quevedo profundamente católico, lleno su espíritu de la grandeza de Dios, irónico y cáustico si se quiere, pero sin que jamás pueda tildarse su ortodoxia, es harto más digno de ser leído y meditado que muchos contemporáneos, nada castizos por otra parte, hoy que la comunidad de relaciones é intereses al facilitarse hasta lo indecible, desnaturalizan el habla y costumbres de cada nación. Por eso no nos arredra, antes nos halaga, la publicación del presente libro, que pudiera resultar chocante á espíritus poco avisados ó pusilánimes, cuya mezquindad no debemos tener en cuenta.

No va enderezada nuestra edición, precisamente á los eruditos y más conocedores de las patrias letras, á quienes satisfarán seguramente más los escritos de nuestro autor, en la colección de Autores españoles de Ribadeneyra ó en otra publicación más moderna de Sevilla: nuestras pretensiones son más modestas. Con los primores que el arte tipo gráfico hoy consiente, sorteando palabras y hasta frases dificultosas é inoportunas para nuestro intento, respetando en este caso la integridad del texto original, marcando al efecto las substituciones con tipo distinto del general adoptado; deseamos hacer saborear los frutos de la chispeante imaginación del poeta, que cual ninguno hace dúctil la noble frase castellana y de quien brota espontáneo el concepto elevado ó picaresco, poniéndonos otras veces delante de la potentísima inteligencia que siempre brilla fulgida en don Francisco de Quevedo. Y no entendemos con nuestros expurgos y substituciones, proceder temerariamente á mutilar las obras de nuestro autor, toda vez que de su puño propio consta la humilde confesión y el sincero deseo de omitir palabras y pasajes determinados de sus libros, cuando en edad provecta hablaba de los publicados por él en años juveniles. A tal fin se encamina la actual edición de las Obras festivas y jocosas de Quevedo.

Barcelona, Enero de 1899.

Los EDITORES.

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