XI

Bien mió: Cuando pensé que éramos yo el amante y vuesamerced la amiga, hallo que somos competidores de mi dinero, y galanes. Y no quiero dejar de advertir á vuesamerced que há más que le quiero yo, y que hasta ahora no le he visto hacerme ningún desden. Señora mia, no hay persona con quien á mí me pueden dar más celos que con querer mi hacienda. Si vuesamerced me quiere á mí, ¿que tengo yo que ver con vestidos, joyas y dineros, que son cosas mundanales y de vanidad? Y si quiere á mis doblones, ¿porqué no habla verdad? Y como en los papeles me llama mi vida, mi alma, mi corazon, mis ojos, me llame mis reales, mis doblones, mis talegones, mis bolsas. Vuesamerced crea que para mí no hay facción buena si no es de balde; que aun las más baratas las tengo apenas por razonables. Lo que cuesta es feo, y no hay donaire donde hay pedidura. Dejemos el dinero, como si tal no hubiera sido, y anden finezas y requiebros por alto; y si no, lo que conviene es que vuesamerced se quede con sus deseos, y yo con mis dineros. Guarde, etc.

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