Á DOÑA MIREN A RIQUEZA

HARTO es que me haya quedado algún discurso despues que vi á vuesamerced, y creo que me dejó este por ser de la muerte. No se lo dedico porque me ampare: llévoselo yo, porque le mejore: designio interesado es el mió, para la enmienda de lo que puede estar escrito con algún desaliño, ó imaginado con poca felicidad. No me atrevo yo á encarecer la invención, por no acreditarme de invencionero. Procurado he pulir el estilo y sazonar la pluma con curiosidad. Ni entre la risa me he olvidado de la doctrina. Si me han aprovechado el estilo y la diligencia, le remito á la censura que vuesamerced hiciera dél si llega á merecer que le mire; y podré yo decir entonces que soy dichoso por sueños. Guarde Dios á vuesamerced, que lo mismo hiciera yo. En la prisión, y en la Torre, á 6 de abril de 1622.

Á QUIEN LEYERE

He querido que la muerte acabe mis discursos como las demás cosas: quiera Dios que tenga buena suerte. Este es el quinto sueño; no me queda ya que soñar. Y si en la Visita de los Chistes no despierto, no hay que aguardarme. Si te pareciere que ya es mucho sueño, perdona algo la modorra que padezco; y si no, guárdame el sueño, que yo seré siete-durmiente de las tales figuras. Vale.

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