Fábula VIII. El Asno cargado de Reliquias.

De reliquias cargado

Un Asno recibía adoraciones,

Como si á él se hubiesen consagrado

Reverencias, inciensos y oraciones.

En lo vano, lo grave y lo severo

Que se manifestaba,

Hubo quien conoció que se engañaba,

Y le dijo:—Yo infiero

De vuestra vanidad vuestra locura.

El reverente culto que procura

Tributar cada cual este momento,

No es dirigido á vos, señor Jumento;

Que sólo va en honor, aunque lo sientas,

De la sagrada carga que sustentas.

Cuando un hombre sin mérito estuviere

En elevado empleo ó gran riqueza,

Y se ensoberbeciere

Porque todos le bajan la cabeza;

Para que su locura no prosiga,

Tema encontrar tal vez con quien le diga:

—Señor jumento, no se engría tanto,

Que si besan la peana, es por el santo.