Fábula V. El Águila y el Escarabajo.

«¡Qué me matan! favor»: así clamaba

Una Liebre infeliz, que se miraba

En las garras de un Águila sangrienta.

Á las voces, según Esopo cuenta,

Acudió un compasivo Escarabajo;

Y viendo á la cuitada en tal trabajo,

Por libertarla de tan cruda muerte,

Lleno de horror exclama de esta suerte:

—Oh reina de las aves escogida,

¿Por qué quitas la vida

Á este pobre animal, manso y cobarde?

¿No sería mejor hacer alarde

De devorar á dañadoras fieras:

Ó ya que resistencia hallar no quieras,

Cebar tus uñas y tu corvo pico

En el frío cadáver de un borrico?—

Cuando el Escarabajo así decía,

El Águila con desprecio se reía;

Y sin usar de más atenta frase,

Mata, trincha, devora, pilla y vase.

El pequeño animal así burlado,

Quiere verse vengado.

En la ocasión primera

Vuela al nido del Águila altanera:

Halla solos los huevos y, arrastrando,

Uno por uno fuélos despeñando.

Mas como nada alcanza

Á dejar satisfecha una venganza,

Cuantos huevos ponía en adelante

Se los hizo tortilla en el instante.

La reina de las aves sin consuelo,

Remontando su vuelo,

Á Júpiter excelso humilde llega,

Expone su dolor, pídele, ruega

Remedie tanto mal. El dios propicio,

Por un incomparable beneficio,

En su regazo hizo que pusiese

El Águila sus huevos, y se fuese;

Que á la vuelta, colmada de consuelos,

Encontraría hermosos sus polluelos.

Supo el Escarabajo el caso todo;

Astuto é ingenioso, hace de modo,

Que una bola fabrica diestramente

De la materia en que continuamente

Trabajando se halla,

Cuyo nombre se sabe, aunque se calla;

Y que, según yo pienso,

Para los dioses no es muy buen incienso.

Carga con ella, vuela, y atrevido

Pone su bola en el sagrado nido.

Júpiter que se vió con tal basura,

Al punto sacudió su vestidura,

Haciendo, al arrojar la albondiguilla,

Con la bola y los huevos su tortilla.

Del trágico suceso noticiosa,

Arrepentida el Águila y llorosa,

Aprendió esta lección á mucho precio:

Á nadie se le trate con desprecio,

Como al Escarabajo;

Porque al más miserable, vil y bajo,

Para tomar venganza, si se irrita,

¿Le faltará siquiera una bolita?