Fábula XXI. El Asno infeliz.

Yo conocí un Jumento

Que murió muy contento,

Por creer (y no iba fuera de camino)

Que así cesaba su fatal destino.

Pero la adversa suerte,

Aun después de su muerte,

Le persiguió: dispuso que al difunto

Le arrancasen el cuero luego al punto

Para hacer tamboriles

Y que en los regocijos pastoriles

Bailasen las zagalas en el prado

Al son de su pellejo vaqueteado.

Quien por su mala estrella es infelice,

Aun muerto lo será: Fedro lo dice.