Fábula I. El León con su ejército.

Á DON JAVIER MARÍA DE MUNIVE É IDIÁQUEZ
CONDE DE PEÑAFLORIDA, DIRECTOR PERPETUO DE LA REAL SOCIEDAD VASCONGADA DE LOS AMIGOS DEL PAÍS.

Mientras que con la espada, en mar y tierra,

Los ilustres varones

Engrandecen su fama por la guerra

Sojuzgando naciones;

Tú, conde, con la pluma y el arado

Ya enriqueces la patria, ya la instruyes;

Y haciendo venturosos, has ganado

El bien que buscas, y el laurel que huyes.

Con darte todo al bien de los humanos

No contento tu celo,

Supo unir á los nobles ciudadanos

Para felicidad del patrio suelo.

La hormiga codiciosa

Trabaja en sociedad fructuosamente;

Y la abeja oficiosa

Labra siempre ayudada de su gente.

Así unes á los hombres laboriosos,

Para hacer sus trabajos más fructuosos.

Aquél viaja observando

Por las naciones cultas;

Éste con experiencias va mostrando

Las útiles verdades más ocultas:

Cuál cultiva los campos, cuál las ciencias;

Y de diversos modos,

Juntando estudios, viajes y experiencias,

Resulta el bien en que trabajan todos.

¡En que trabajan todos! ya lo dije,

Por más que yo también sea contado;

El sabio presidente que nos rige,

Tiene aun al más inútil ocupado.

Darme, conde, querías un destino

Al contemplarme ocioso é ignorante:

Era difícil; mas al fin tu tino

Encontró un genio en mí versificante.

Á Fedro y La Fontaine por modelos

Me pusiste á la vista,

Y hallaron tus desvelos

Que pudiera ensayarme á fabulista.

Y pues viene al intento,

Pasemos al ensayo: va de cuento.

El León, rey de los bosques poderoso,

Quiso armar un ejército famoso.

Juntó sus animales al instante:

Empezó por cargar al Elefante

Un castillo con útiles, y encima

Rabiosos Lobos que pusiesen grima.

Al Oso lo encargó de los asaltos:

Al Mono con sus gestos y sus saltos

Mandó que al enemigo entretuviese:

A la Zorra que diese

Ingeniosos ardides al intento.

Uno gritó:—La Liebre y el Jumento,

Éste por tardo, aquélla por medrosa,

De estorbo servirán, no de otra cosa.

—¿De estorbo? dijo el rey, yo no lo creo:

En la Liebre tendremos un correo,

Y en el Asno mis tropas un trompeta.

Así quedó la armada bien completa.

Tu retrato es el León, conde prudente.

Y si á tu imitación, según deseo,

Examinan los jefes á su gente,

A todos han de dar útil empleo.

¿Por qué no lo han de hacer? ¿Habrá cucaña

Como no hallar ociosos en España?