Fábula III. El Jabalí y el Carnero.

De la rama de un árbol un Carnero

Degollado pendía;

En él á sangre fría

Cortaba el remangado carnicero.

El rebaño inocente,

Que el trágico espectáculo miraba,

De miedo ni pacía, ni balaba.

Un Jabalí gritó:—Cobarde gente,

Que miráis la carnívora matanza,

¿Cómo no os vengáis del enemigo?

—Tendrá (dijo un Carnero) su castigo;

Mas no de nuestra parte la venganza.

La piel, que arranca con sus propias manos,

Sirve para los pleitos y la guerra,

Las dos mayores plagas de la tierra,

Que afligen á los míseros humanos.

Apenas nos desuellan, se destina

Para hacer pergaminos y tambores:

Mira cómo los hombres malhechores

Labran en su maldad su propia ruina.