Escena XI

TERESA; ROQUE, en tierra. Después que pierde el ruido de los pasos de FERNANDO, se vuelve, a ROQUE, aletargado.

TERESA.

¡Y tú, mi pobre león! ¡Ah, otra vez la sangre! ¡Desatada la venda! (Corre a él; al inclinarse para atar la herida desatada siente la sangre que le resbala por la frente, y le nubla la vista). ¿Qué es esto? ¡No veo! (Lleva los dedos a la frente; ve en ellos la sangre). ¡Ah; no es nada! (Rasga con prisa un pedazo de la venda de ROQUE que había desenvuelto, se lo ata como quiera, con fuerza, alrededor de la frente y sigue ligando el pie de ROQUE, siempre inmóvil, en cruz. Como contestando a su pensamiento). ¡Yo aquí!… ¡Siempre aquí!… ¡Junto al hombre de mi cruz…! ¡Al pie de mi cruz… que sangra!

(Telón).

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