IV

Fueron fusilados por unos soldados. Acuérdate bien de los que te he nombrado; en cuanto a los otros, cuyos nombres no te he dicho, hazte la cuenta de que no los fusilaron. Sólo te pido que no te persignes y que no mandes decir misas en su memoria, lo que sería peor todavía, pues no les gustaba eso a ellos. El mejor homenaje que puedes tributar a la memoria de los fusilados es guardar un grave silencio. No obstante, si tienes un decidido empeño en recurrir a alguna farsa para honrar su memoria, haz todo lo que se te antoje, menos mandar decir misas: no les gustaba eso a los pobres.

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