XI

—Aunque todo el universo se hubiera hundido, con el cielo y el infierno; aunque el espanto se hubiera apoderado de todos los seres vivientes, y» no hubiera tenido miedo. Para todos, el universo se hubiera acabado; para mí, la puerta de mi prisión se hubiera abierto. ¿Qué puede, pues, intimidarme? ¡Estoy en cueros!

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