Recuento de la gente del Cid
Éste dispone nuevo presente para el rey
Manda a todos que a la Corte se le vengan a juntar y cuando están reunidos lista les hizo pasar: tres mil seiscientos tenía Mío Cid el de Vivar.
Sonríe el Campeador, de tan alegre que está:
“A Dios y a Santa María gracias, Minaya, hay que dar.
Con mucho menos salimos de mis tierras de Vivar, ahora tenemos riquezas y aún hemos de tener más.
Si así os place, Minaya, y no os parece mal,
mandaros quiero a Castilla donde está nuestra heredad.
A nuestro rey don Alfonso, que es mi señor natural, de estas ganancias que hemos conquistado por acá darle quiero cien caballos, ídselos vos a llevar, por mí besadle la mano, y con empeño rogad que a mi mujer y a mis hijas, que allí en Castilla están, si a tanto alcanza su gracia, me las deje ya sacar.
Ya mandaré yo por ellas, sabed cómo eso se hará: a la mujer y a las hijas de Rodrigo el de Vivar se irá a buscar con tal pompa que a gran honra llegarán hasta estas tierras extrañas que hemos podido ganar”.
Entonces dijo Minaya: “De muy buena voluntad”.
Por orden del Cid cien hombres con Álvar Fáñez irán que en el viaje le sirvan conforme a su voluntad.
Cuando de hablar acabaron se empiezan a preparar.
A San Pedro de Cardeña mil marcos manda llevar y de ellos que den quinientos a don Sancho, el buen abad.