Las dueñas contemplan a Valencia desde el alcázar Con Mío Cid al alcázar su esposa y sus hijas van, cuando llegaron las sube hasta el más alto lugar.
Vierais allí ojos tan bellos a todas partes mirar: a sus pies ven a Valencia, cómo yace la ciudad, y allá por el otro lado tienen a la vista el mar.
Miran la huerta, tan grande y tan frondosa que está, y todas las otras cosas placenteras de mirar.
Alzan entonces las manos, que a Dios querían rezar, por lo bueno y por lo grande de aquella hermosa heredad.
Mío Cid y sus mesnadas todos contentos están.
El invierno ya se ha ido y marzo quería entrar.
Noticias os daré ahora del otro lado del mar
y del rey moro Yusuf que allí en Marruecos está.