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Alegría del Cid al ver las huestes de Marruecos Temor de Jimena

 

“¡Loado sea el Creador y Padre Espiritual!

Los bienes que yo poseo todos ahí delante están, con afán gané a Valencia, la tengo por heredad, como no sea por muerte no la puedo yo dejar.

A Dios y a Santa María gracias les tengo que dar porque a mi mujer e hijas conmigo las tengo acá.

La suerte viene a buscarme del otro lado del mar, tendré que vestir las armas, que no lo puedo dejar, y mi mujer y mis hijas ahora me verán luchar.

Verán en tierras extrañas lo difícil que es estar, harto verán por sus ojos cómo hay que ganar el pan”.

A su mujer y a sus hijas al alcázar súbelas.

“Por Dios, Mío Cid, ¿qué es ese campamento que allí está?”

“Jimena, mujer honrada, que eso no os dé pesar, para nosotros riqueza maravillosa será.

Apenas llegada y ya regalos os quieren dar,

para casar a las hijas aquí os traen el ajuar”.

“Gracias os doy, Mío Cid, y al Padre Espiritual”.

“Mujer, en este palacio y en esta torre quedad: no sintáis ningún pavor porque me veáis luchar, que Dios y Santa María favorecerme querrán y el corazón se me crece porque estáis aquí detrás.

Con la ayuda del Señor la batalla he de ganar”.

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