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Pedro Bermúdez reta a Fernando

 

El buen Pedro Bermúdez entonces empieza a hablar, se le trababa la lengua, con las palabras no da, pero cuando se soltó ya no la sabe parar: “Vuestras costumbres, oh Cid, bien conocidas me están, en las cortes siempre el mudo me habéis querido llamar.

Bien sabéis, Campeador, que en eso no puedo más, mas si hay que hacer algo digo que por mí no quedará.

Mientes, infante Fernando en eso que fuiste a hablar, gracias al Campeador valías tu mucho más.

Ahora tus mañas y tretas aquí las voy contar:

recuerda cuando en Valencia tuvimos que pelear; el honor de ser primero le pediste al Cid leal, al primer moro que viste le querías atacar, pero antes de que se acerque ya te echabas a escapar.

Si no estoy yo allí, Fernando, hubieras salido mal; arranco en busca del moro y tú te quedas atrás, a mis primeras lanzadas el moro vencido está, el caballo le quité, a ti te lo fui a entregar, hasta este día de hoy no se lo dije a mortal.

De aquella muerte del moro ante el Cid y los demás como de proeza tuya bien te supiste alabar, y todos te lo creyeron, que ignoraban la verdad.

En ti aunque seas hermoso, lo cobarde puede más.

Fernando, lengua sin manos, ¿cómo te atreves a hablar?

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