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Prosigue el reto de Pedro Bermúdez

 

Díme, Fernando González, contéstame a esta razón:

¿No te acuerdas de Valencia, de aquel lance del león, cuando estaba el Cid dormido y la fiera se soltó?

¿No te acuerdas, dí, Fernando, qué hiciste con el pavor?

Meterte bajo el escaño de Mío Cid Campeador,

allí te entraste, Fernando, mucho has perdido en valor.

El escaño rodeamos guardando a nuestro señor,

hasta que fue a despertarse el que Valencia ganó, se levanta del escaño, se encamina hacia el león, la fiera dobla la testa, a Mío Cid aguardó, se dejó coger del cuello, en la jaula le metió.

Cuando se vuelve a la cámara el buen Cid Campeador vio que todos sus vasallos estaban alrededor; por sus dos yernos pregunta, pero a ninguno encontró.

A ti, en persona, te reto porque eres malo y traidor, delante del rey Alfonso quiero sostenerlo yo por las dos hijas del Cid, doña Elvira y doña Sol.

Porque allí os las dejasteis, hoy menos valéis los dos y aunque varones seáis y ellas dos mujeres son, de todas maneras ellas valen mucho más que vos.

Y cuando sea la lucha, si lo quiere el Creador te venceré y tú tendrás que confesarte traidor.

De todo lo que ahora he dicho, la verdad defiendo yo”.

Entre el infante y don Pedro así quedó la razón.

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