Muño Gustioz vence a Asur González
El padre de los infantes declara vencida la lid Los del Cid vuelven cautelosamente a Valencia Alegría del Cid
Segundos matrimonios de sus hijas
El juglar acaba su poema
Quiero contaros ahora algo de Muño Gustioz,
y con ese Asur González cómo se las arregló.
Muy grandes golpes se dieron en los escudos los dos.
Asur González, que era muy forzudo y de valor, el escudo le traspasa al buen don Muño Gustioz; tras de pasarle el escudo la armadura le quebró, mas no le coge la carne, la lanza en vacío dio.
Cuando este golpe recibe, otro da Muño Gustioz, por la guarnición del centro el escudo le partió, no se pudo resguardar, la armadura le rompió, le hiere a un lado del cuerpo, que no junto al corazón, por la carne se le ha entrado la lanza con el pendón, al otro lado del cuerpo más de un palmo le asomó, un tirón le dio a la lanza, de la silla le movió y al ir a sacar la lanza en tierra le derribó: rojos han salido el asta y la punta y el pendón.
Que estaba herido de muerte todo el mundo se creyó: Muño recobra la lanza y a rematarla marchó, pero el padre del infante grita: “No le hiráis, por Dios, vencido ha sido en el campo, esta lucha se acabó”.
Los jueces dicen: “Así lo hemos oído los dos”.
Que despejaran el campo el rey Alfonso mandó,
las armas que allí quedaron él para si las tomó.
Se van como muy honrados los tres del Campeador, que ya han ganado esta lucha, por gracia del Creador.
Muy grandes son los pesares por las tierras de Carrión.
A los del Cid que de noche salgan el rey les mandó para que no les asalten ni tengan ningún temor.
De día y noche marchaban, que muy diligentes son, ya los tenéis en Valencia con el Cid Campeador: por malos dejaron a los infantes de Carrión, bien cumplieron el mandato que les diera su señor.
¡Cuánto se alegra de aquello Mío Cid Campeador!
Envilecidos se quedan los infantes de Carrión.
Quien a damas escarnece y así abandona a traición, que otro tanto le acontezca o alguna cosa peor.
Pero dejemos ya a esos infantes de Carrión,
muy pesarosos están de sus castigos los dos.
Hablemos ahora de este que en tan buenhora nació.
¡Qué grandes eran los gozos en Valencia la mayor, por honrados que quedaron los tres del Campeador!
La barba se acariciaba don Rodrigo, su señor:
“Gracias al rey de los cielos mis hijas vengadas son, ya están limpias de la afrenta esas tierras de Carrión.
Casaré, pese a quien pese, ya sin vergüenza a las dos”.
Ya comenzaron los tratos con Navarra y Aragón, y todos tuvieron junta con Alfonso, el de León.
Sus casamientos hicieron doña Elvira y doña Sol, los primeros fueron grandes pero éstos son aún mejor, y a mayor honra se casan que con esos de Carrión.
Ved cómo crece en honores el que en buenhora nació, que son sus hijas señoras de Navarra y Aragón.
Esos dos reyes de España ya parientes suyos son, y a todos les toca honra por el Cid Campeador.
Pasó de este mundo el Cid, el que a Valencia ganó: en días de Pascua ha muerto, Cristo le dé su perdón.
También perdone a nosotros, al justo y al pecador.
Éstas fueron las hazañas de Mío Cid Campeador: en llegando a este lugar se ha acabado esta canción.
fin