Última noche que el Cid duerme en Castilla.
Un ángel consuela al desterrado.
En cuanto que fue de noche el Cid a dormir se echó, le cogió un sueño tan dulce que muy pronto se durmió.
El arcángel San Gabriel a él vino en una visión:
“Cabalgad, Cid -le decía-, cabalgad, Campeador, que nunca tan en buena hora ha cabalgado varón, bien irán las cosas vuestras mientras vida os dé Dios.”
Mío Cid al despertar la cara se santiguó.