56

El Cid trata en vano de calmar al conde

 

El conde era fanfarrón y dijo una vanidad:

“¡Grandes daños me está haciendo Mío Cid el de Vivar.

Aquí en mi corte Rodrigo gran agravio me hizo ya porque me hirió a mi sobrino, sin quererlo reparar.

Ahora saquea las tierras que bajo mi amparo están sin que yo le desafíe ni haya roto su amistad.

Puesto que él busca pelea yo se la iré a demandar”.

Muy grandes fuerzas tenía, a prisa llegando van, entre moros y cristianos muchos se juntan allá y por fin marchan en busca de Mío Cid de Vivar.

Tres días con sus tres noches hubieron de caminar y a Mío Cid alcanzaron allá en Tévar, el pinar.

Tantos son, que sin esfuerzo creen que le cogerán.

Con el gran botín que lleva Mío Cid el de Vivar de una alta sierra desciende, al valle llegando está.

Un mensajero del conde don Ramón le va a avisar.

Mío Cid, cuando le oyó, este mensaje le da:

“Decid al conde que esto no debe tomarlo a mal, de lo suyo nada llevo, déjeme marchar en paz”.

A lo cual repuso el conde: “Eso no será verdad.

Lo de ahora y lo de antes todo me lo pagará

y ya sabrá el desterrado a quién se atrevió a ultrajar”.

Se ha tornado el mandadero a toda velocidad.

Entonces muy bien comprende Mío Cid el de Vivar que batalla con el conde ya no la puede evitar.

Share on Twitter Share on Facebook