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El conde se ausenta receloso

Riqueza de los desterrados

 

El conde picó el caballo y ya comenzaba a andar, volviendo va la cabeza para mirar hacia atrás.

Miedo tiene porque cree que el Cid se arrepentirá; por todo el oro del mundo Mío Cid no haría tal, deslealtades así no las hizo el Cid jamás.

El conde ya se ha marchado, da la vuelta el de Vivar, juntóse con sus mesnadas y muy alegre que está por el botín que de aquella batalla les quedará: tan ricos son que no pueden ni su riqueza contar.

 

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