CAPÍTULO XXXI.

1. Y vi otras montañas, y entre ellas había ⌈bosques de⌉ árboles, y fluía de ellos néctar, que se llama sarara y gálbano. 2. Y más allá de estas montañas vi otra montaña ⌈al oriente de los confines de la tierra⌉, ⌈⌈donde había árboles de áloe⌉⌉, y todos los árboles estaban llenos de estaca, como almendros. 3. Y cuando se lo quemaba, olía más dulce que cualquier olor fragante.

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