XXXIX. La morada de los justos y de los elegidos: las alabanzas de los bienaventurados.

CAPÍTULO XXXIX.


1. [Y †sucederá en aquellos días que hijos elegidos y santos †descenderán del alto cielo, y su simiente †será una con los hijos de los hombres. 2. Y en aquellos días Enoc recibió libros de celo e ira, y libros de inquietud y expulsión.]


Y no se les concederá misericordia, dice el Señor de los Espíritus.

3. Y en aquellos días un torbellino me arrastró de la tierra,

Y ponme al final de los cielos.


4. Y allí vi otra visión, las moradas de los santos,

y los lugares de descanso de los justos.


5. Aquí mis ojos vieron sus moradas con sus ángeles justos,

y sus lugares de reposo con el santo.


Y ellos rogaron e intercedieron y oraron por los hijos de los hombres,

Y la justicia fluyó delante de ellos como agua,


y la misericordia como el rocío sobre la tierra:

Así es entre ellos por los siglos de los siglos.


6a. Y en aquel lugar vieron mis ojos al Elegido de justicia y de fe,

7a. Y vi su morada bajo las alas del Señor de los Espíritus.

6b. Y la justicia prevalecerá en sus días,

Y los justos y los elegidos serán sin número delante de Él por los siglos de los siglos.

7b. Y todos los justos y escogidos delante de Él serán †fuertes† como luces de fuego,

y su boca se llenará de bendición,


y sus labios exaltan el nombre del Señor de los espíritus,

Y la justicia delante de Él nunca fallará,

[Y la rectitud nunca fallará ante Él.]

8. Allí quise morar,

Y mi espíritu anhelaba aquella morada:


Y allí hasta ahora ha sido mi porción,

Porque así se ha establecido acerca de mí ante el Señor de los Espíritus.

9. En aquellos días alabé y ensalcé el nombre del Señor de los Espíritus con bendiciones y alabanzas, porque Él me ha destinado para bendición y gloria según el beneplácito del Señor de los Espíritus. 10. Por mucho tiempo mis ojos contemplaron aquel lugar, y lo bendije y lo alabé, diciendo: 'Bendito sea, y sea bendito desde el principio y por los siglos de los siglos. 11. Y ante Él no hay tregua. Él sabe antes de que el mundo fuera creado lo que es para siempre y lo que será de generación en generación. 12. Los que no duermen te bendicen: se paran ante tu gloria y bendicen, alaban y exaltan, diciendo: "Santo, santo, santo, es el Señor de los espíritus: El llena la tierra de espíritus".' 13. Y aquí mis ojos vieron a todos los que no duermen: están delante de Él y bendicen y dicen: 'Bendito seas Tú, y bendito sea el nombre del Señor por los siglos de los siglos.' 14. Y mi rostro fue cambiado; porque ya no podía contemplar.

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