CAPÍTULO LXXVI.
1. Y de nuevo miré con mis ojos mientras dormía, y vi el cielo arriba, y he aquí una estrella cayó del cielo, y se levantó y comió y apacentó entre aquellos bueyes. 2. Y después de eso vi los bueyes grandes y negros, y he aquí que todos cambiaron sus establos y pastos y su ganado, y comenzaron a vivir unos con otros. 3. Y otra vez miré en la visión, y miré hacia el cielo, y he aquí que vi muchas estrellas descender y arrojarse desde el cielo a esa primera estrella, y se convirtieron en toros entre esos ganados y pastaron con ellos [entre ellos]. 4. Y los miré y vi, y he aquí que todos soltaron sus miembros privados, como caballos, y comenzaron a cubrir las vacas de los bueyes, y todos ellos quedaron preñados y dieron a luz elefantes, camellos y asnos. 5. Y todos los bueyes les temieron y se asustaron de ellos, y comenzaron a morder con sus dientes ya devorar, y a cornear con sus cuernos. 6. Y comenzaron, además, a devorar aquellos bueyes; y he aquí todos los hijos de la tierra comenzaron a temblar y temblar delante de ellos ya huir de ellos.