CAPÍTULO LXXVIII.
1. Y vi a uno de los cuatro que habían salido primero, y agarró la primera estrella que había caído del cielo, la ató de pies y manos y la arrojó en un abismo: ahora que el abismo era angosto y profundo, y horrible y oscuro. 2. Y uno de ellos sacó una espada, y se la dio a aquellos elefantes, camellos y asnos: entonces comenzaron a golpearse unos a otros, y toda la tierra tembló a causa de ellos. 3. Y mientras miraba en la visión, he aquí, uno de los cuatro que habían salido los apedreó desde el cielo, y reunió y tomó todas las grandes estrellas cuyos miembros íntimos eran como los de los caballos, y los ató de pies y manos. , y échalos en un abismo de la tierra.