DE LOS CARACTERES PROPIOS Y DE LAS CONSECUENCIAS DE CADA UNA DE ESTAS VIRTUDES: LA PRUDENCIA, LA DULZURA, EL VALOR Y LA TEMPLANZA

Lo propio de la prudencia es deliberar, discernir el bien y el mal, distinguir siempre en la vida lo que debe buscarse y lo que debe evitarse, usar con discernimiento de todos los bienes que se poseen, escoger las relaciones amistosas, pesar bien las circunstancias, saber hablar y obrar a tiempo, y emplear con-venientemente todas las cosas que son útiles. La memoria, la experiencia, la oportunidad, son cualidades que nacen todas de la prudencia, o que, por lo menos, son su resultado. Unas obran como causas al mismo tiempo que aquélla, como la experiencia y la memoria; y otras son, en cierta manera, partes de ella, como el buen consejo y la precisión de espíritu.

La función de la dulzura consiste en saber soportar con calma las acusaciones y los desdenes, en no precipitarse con furor a actos de venganza, en no dejarse llevar fácilmente de la cóle-ra, en no tener hiel en el corazón, y en huir de las querellas, porque la dulzura mantiene al alma pacífica y tranquila.

Lo propio del valor consiste en no entregarse fácilmente a los terrores que inspira la muerte, en mostrarse confiado en los peligros, en acometer con noble audacia los que se arrostran, en preferir una muerte gloriosa a la vida que pudiera salvarse a costa de la honra, y en procurar salir victorioso. El valor sabe igualmente soportar las fatigas y las pruebas de todas clases y prefiere siempre lo que es verdaderamente varonil. Las consecuencias del valor son una audacia debida, la serenidad de espíritu, la confianza y, en ocasiones, la temeridad, y, además, el amor a las fatigas y a las pruebas que es preciso sufrir.

Lo propio de la templanza consiste en no dar demasiado valor a los goces y a los placeres del cuerpo, en permanecer inac-cesible a los atractivos de todo deleite y de todo placer vergonzoso, en temer hasta la legítima satisfacción que pueden

150 producir; en una palabra, en mantenerse siempre y durante to-da la vida contento y vigilante, así en las cosas pequeñas como en las grandes. Los compañeros y consecuencias de la templanza son el orden, la reserva, la modestia y la circunspección.

151

Share on Twitter Share on Facebook