Sisina

 

¡Imaginaos a Diana en galante cabalgata,

Recorriendo los bosques o batiendo los zarzales,

Cabellos y pecho al viento, embriagándose de ruido,

Soberbia y desafiando a los mejores jinetes!

¿Has visto a Turingia, amante de la carnicería,

Incitando al asalto a un pueblo descalzo,

Las mejillas y la mirada ardientes, encarnando su personaje,

Y trepando, sable en mano, las reales escaleras?

¡Tal la Sisina! Pero, la dulce guerrera

Tiene el alma tan caritativa como asesina;

Su coraje, enloquecido de pólvora y de tambores,

Ante los suplicantes sabe abatir las armas,

Y su corazón, azotado por la llama, tiene siempre,

Para el que se muestra digno, un receptáculo de lágrimas.