II

El conde, con la mesnada, de su castillo salía.

Ella, que le ha conocido, con grande aflicción gemía:

<<¡Ay de mí, que se va el conde y se lleva la honra mía!>>

Mientras la cuitada llora, diz que el viento repetía:

¡Mal haya quien en promesas de hombre fía!

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