XXXIX

¿A qué me lo decís? Lo sé: es mudable,

es altanera y vana y caprichosa.

Antes que el sentimiento de su alma

brotará el agua de la estéril roca.

Sé que en su corazón, nido de sierpes,

no hay una fibra que al amor responda;

que es una estatua inanimada... pero...

¡es tan hermosa!!

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