Jornada I

Dentro VOCES, y salen atravesando el tablado por diversas partes VERUSA, EGLE y HESPERIA, seguidas de otras ninfas.

VOCES

¡Pastores, huid! ¡La fiera!

UNOS

¡Al bosque! ¡Al llano!

OTROS

¡Al monte! ¡A la ribera!

EGLE

¡Corred hasta ampararnos en los bellos

jardines nuestros!

(Vase.)

VERUSA

Solo el guarda de ellos

defendernos podrá de su fiereza.

(Vase.)

HESPERIA

¡Ay de aquella que tímida tropieza

aun en su mesma sombra!

(Vase.)

(Dentro HÉRCULES.)

HÉRCULES

No huyáis, que ya el león que a África asombra2

seguiros podrá en vano;

que si él es el Nemeo, yo el Tebano.

(Sale LICAS.)

[LICAS]

¿Quién creerá3 que es mi miedo

tan al revés del otro que huir no puedo?

(Sale HÉRCULES, luchando con un león.)

HÉRCULES

Bruto rey de estos montes,

en cuyos africanos horizontes

terror fuiste, por más que con tiranos

escándalos intentes

tú con tus dientes demoler mis manos,

yo con mis manos morderé tus dientes,

que a no menos valientes

hechos mi fama se empeñó resuelta:

muere a sus iras, pues.

(Arrójale de sí; y él, tropezando en LICAS, cae al vestuario.)

LICAS

¡Ay, que le suelta!

HÉRCULES

¿De qué temes, cobarde,

si ya ese bruto o mal o nunca o tarde

ofenderte podrá, pues cuando en esas

breñas me embiste, de sus mesmas presas

armado contra él hacerle pude,

al tiempo que la greña se sacude

y afilando las garras me provoca

a lid, tan de una vez abrir la boca

que la una media testa, a su despecho,

le puse al lomo y la otra media al pecho?

LICAS

¿Luego desquijarado,

hablando hercúleamente, le has dejado?

HÉRCULES

Si vencí las serpientes en la cuna,

la Hidra feroz en la lernea laguna;

si en Calidonia al fiero

espín, si4 en el abismo al Cancerbero,

y al toro de Aqueloo5 en Tesalia, ¿es mucho

venza en Libia al león con quien hoy lucho?

Llama, pues ya no hay que temer, la gente

que desnudarle de la piel intente

para vestirme della;

que es bien, pues que mi estrella

amante me hizo solo de mi fama,

galas usar al gusto de mi dama.

LICAS

Andantes escuderos,

todo el año pesados, hoy ligeros

volved; y como si postiza fuera,

destocad al león la cabellera

de testa y piel. Ya allá lo harán y, en tanto,

para convalecer de aqueste espanto,

¿no será bien, señor, seguir aquella

hermosa tropa bella

a que nos dé las gracias de haber sido

los dos los que los hemos defendido?

HÉRCULES

Yo más gracias no quiero

del vencer que el vencer.

LICAS

Está bien; pero

al vencer por vencer, ¿quién lo ha quitado

el comer por comer? Si fatigado

a la falda de Atlante,

ese gigante monte, y tan gigante

que en el cielo estriba,

vienes llamado por tu fama altiva,

de Euristio, rey de Libia, no me meto

ahora en discurrir para qué efeto,

pues me falta saber que no fue acaso

dejar por él la guarda del Parnaso,

si apenas en él entras,

cuando unas ninfas y un león encuentras,

y eres tan majadero

que te vas a abrazar al león primero

que las ninfas: ¿por qué, ya que las dejas

desabrazadas ir, ahora te alejas

del rumbo que siguieron?

HÉRCULES

Ya lo dije: porque para mí fueron

inútiles las gracias. Yo he cumplido

conmigo ya en haberlas socorrido;

y ni oírlas ni verlas

quiero, por no obligarme6 a aborrecerlas

como a cuantas mujeres

hasta hoy llegué a ver.

LICAS

Ya sé que eres

galante cortesano, y que es muy justo

alabarte por hombre de buen gusto,

porque, ¿quién empleado en aventuras,

por ver fierezas, no dejó hermosuras?

HÉRCULES

No es para ti esa plática.

LICAS

Pues sea,

ya que el monte permite que se vea

allí un rico palacio,

plática para mí.

HÉRCULES

¿Qué?

LICAS

Que, en su espacio,

a Euristio le esperemos,

mas a placer.

HÉRCULES

No dices mal: lleguemos,

que sin duda, pues es donde llamado

vengo dél, será donde, aposentado,

la conferencia nuestra entablar quiera.

LICAS

Ya de aquí se descubre.

(Corriose el foro del bosque y descubriose la fachada de un palacio ricamente adornado de jaspes y bronces y, como dicen los versos, coronada de un pensil cuyas hojas eran doradas y sus frutas de oro.)

HÉRCULES

¡Divina esfera,

en cuya arquitectura

se vieron la riqueza y la hermosura!

LICAS

¡Qué fábrica tan bella!

HÉRCULES

Jaspes y bronces son cuantos en ella

hacen, doblando al día los reflejos

del espejo del sol, varios espejos;

tanto su luz deslumbra

que me ciega lo mismo que me alumbra.

LICAS

Demás del edificio, mil abriles

obstenta allí un jardín.

HÉRCULES

Y en los pensiles

que coronan su muro,

un árbol se descuella de oro puro

cuyas frutas no ignoro

que todas son bellas manzanas de oro.

LICAS

Más quisieran mis ganas

que fueran manducables las manzanas

y el tal oro potable.

HÉRCULES

¿Quién vio alcázar jamás más admirable?

Sin duda este es el monte de la Fama.

¡Ha del templo!

VOZ PRIMERA

(Dentro.)

¿Quién es?

VOZ SEGUNDA7

¿Quién va?

VOZ TERCERA

¿Quién llama?

HÉRCULES

Con sonora armonía han respondido:

ya de la vista el pasmo es el oído.

LICAS

Así del gusto fuera

y tercer pasmo al paladar viniera;

y que vendrá no dudo;

que el que halagar a dos sentidos pudo,

halagará a otros dos dando, no en vano,

nocturno lecho y pasto meridiano.

Vuelve a llamar que, entre las peñas duras,

tal vez pierden el «a» las venturas.

HÉRCULES

Sí haré; que un nuevo espíritu me inflama.

¡Ha del templo!

(Toda la MÚSICA dentro del palacio.)

MÚSICA

¿Quién es? ¿Quién va? ¿Quién llama?

HÉRCULES

Un errado extranjero, peregrino,

que siguiendo la ley de su destino

desta desierta Libia ha penetrado

el más inculto seno; y pues guiado

de esplendores tan reales,

puerto llega a tomar a tus umbrales,

di a tu deidad (pues fuerza es que lo sea

quien tal esfera habita)

que adorarla en sus aras me permita,

para que en ellas vea

la cerviz, ofreciendo la del bruto

que en sus montes vencí; que en tal tributo

a su culto, el obsequio no desdice.

VOZ PRIMERA

(Dentro. Hala de cantar EGLE.)

¡Ay mísero de ti y ay infelice...

LICAS

Este es otro cantar.

[VOZ PRIMERA]8

...si aquesta puerta

intentas ver, para tu ruina, abierta!

HÉRCULES

¿Oíste segundas voces?

LICAS

Por señas que veloces

dijeron si es que yo buen juicio hice.

TODA LA MÚSICA

¡Ay mísero de ti y ay infelice...

HÉRCULES

Atiende.

MÚSICA

... si esa puerta

intentas ver, para tu ruina, abierta!

HÉRCULES

¿Qué ruina puede haber que a mí me asombre?

Hércules soy: empéñeme mi nombre

a no dejar de ver prodigio tanto

como dan a entender música y llanto.

Si ya no es aparente,

vaga ilusión, lleguemos donde intente

nuestra fuerza romper el duro esgonce

de sus grabadas láminas de bronce.

LICAS

Llega sin mí, pues sabes de cuán poco

te suelo yo servir; mas mira...

HÉRCULES

Loco,

aparta; que has de ver una vez dentro

si examino el asombro de su centro

por más que infausto oráculo me dice...

(Dentro HESPERIA.)

HESPERIA

¡Ay mísera de mí y ay infelice!

(Representando HÉRCULES a la parte del bosque.)

HÉRCULES

Mas, ¿qué es esto? En el hueco

del monte, ¿desta voz no se oyó eco?

LICAS

Esto es que, si aquel era

otro cantar, ser este considera

otro llorar; sin duda

hubo quien antes a inquirir acuda

este canto, y quizá porque no quiso

creer como tú el aviso,

llorando desconsuelos

repite...

(Dentro HESPERIA.)

HESPERIA

¡Favor dioses! ¡Piedad, cielos!

HÉRCULES

¡Allí se oyó! Seguir su llanto quiero:

que es socorrer una aflicción primero

que averiguar una ilusión.

(Vase.)

LICAS

En una

quiebra del monte su infeliz fortuna

quien quiera que es lamenta,

de cuyo seno Hércules intenta

sacarla.

HÉRCULES

Pues no acaso te redime

por mí el cielo la vida...

HESPERIA

¡Ay de mí!

HÉRCULES

...dime

quién eres, bella deidad;

si es que yo entiendo de bellas,

(Sale HÉRCULES con ella en brazos.)

que para mí las hermosas

son solamente las fieras.

¿Quién eres y cómo viva

yaces sepultada en esa

lóbrega sima de quien

pude sacarte?

HESPERIA

Si deja

aliento para la voz

el corazón que aún no alienta,

soy quien en fe de que nadie

llegar hasta aquí se atreva,

con alguna de las ninfas

que ese real retiro alberga,

como otras veces salí

hoy del jardín a la selva

y, divertida en mirar

cuánto la naturaleza

es bella por varia, habiendo

quien por ser varia no es bella,

estábamos cuando, al fiero

rugiente bramido de esa

horrible fiera asustadas,

solicitamos ligeras

de nuestro seguro albergue

volver a cobrar las puertas.

Yo, por más tímida o más

sobresaltada o más ciega

o más infeliz, que es

la difinición más cierta,

volviendo el rostro a mirar

si me sigue, que una pena

aunque se escuche de lejos

siempre se presume cerca,

alcancé a ver que, luchando

brazo a brazo y fuerza a fuerza,

contigo estaba; conque

a tanto pavor suspensa,

a tanto escándalo absorta,

perdido el tino a la senda,

en el lazo tropecé

de una enmarañada quiebra

que, áspid de mi precipicio,

se escondía entre la yerba.

En ella, pues, no pudiendo

esforzarme a salir de ella,

di voces; y, pues te debo

dos veces la vida, sea

darte yo una vez la vida

satisfación de ambas deudas:

vuelve, pues, vuelve, extranjero,

al camino, y no pretendas

saber más de que soy noble;

y pues que siéndolo es fuerza

ser agradecida, cree

que es solicitar tu ausencia

sin que te albergue ese alcázar,

más que ingratitud, clemencia;

y sea presto porque, ¡ay triste!,

si conmigo a ver te llegan,

aun a mí no me abrirán

las demás, al ver que arriesgan

una vida a quien debieron

tan generosa defensa;

a cuya causa no dudo

que a estas horas digan ellas

lo mismo que yo, y que juntas

repitan las voces nuestras...

ELLA y MÚSICA

¡Ay de ti si esa puerta

intentas ver, para tu ruina, abierta!

HÉRCULES

Oye, aguarda, que no es bien

que ir te deje sin que sepa

quién eres, cómo en estos montes

vives, qué fábrica es esa

y qué misterio o qué encanto

el que en su recinto encierra;

porque, para mi valor,

es toda una cosa mesma

el decirme que le haya

que el decirme que le venza.

HESPERIA

Eso no haré yo; porque

si es que el saberlo te empeña,

el no saberlo te saca

del empeño.

HÉRCULES

No es respuesta,

cuando el saber que hay prodigio

basta para que le emprenda,

sea el que fuere.

HESPERIA

Entonces no

correrá el riesgo a mi cuenta,

sino el dolor de que tú,

como los demás, perezcas,

que lo han intentado.

(Quiérese ir y él la detiene.)

HÉRCULES

Mira...

HESPERIA

No osadamente te atrevas

a detenerme.

HÉRCULES

No fíes

tú que por mujer te tenga

respeto, porque no hay

cosa que más aborrezca;

y así, persuádete a que

o lo he de saber o presa

te he de llevar donde nunca

a cobrar tu centro vuelvas.

HESPERIA

A tanta amenaza hable,

sin la voluntad, la fuerza.

Que se convirtiese en monte

Atlante, por la soberbia

con que intentó competir

en las judiciarias sciencias

con los dioses; que le diese

por castigo las esferas

mismas que quiso entender,

pues su gran fábrica inmensa,

sin agobiarle la espalda,

sobre su cerviz se asienta,

no lo ignorarás. Y así

esta noticia suspensa,

paso a que Hespero, su hermano,

se crio en su competencia

más inclinado a las armas

que Atlante lo fue a las letras.

Tres hijas Hespero tuvo:

si dotadas de excelencias

naturales como son

música, ingenio y belleza,

repartidas en las tres,

otro lo diga; que es necia

la alabanza en causa propia.

Y, siendo yo la una de ellas,

no es justo que aventurando

el que aquí no te parezca

docta o sabia, la opinión

de las otras dos desmienta.

Muerta, pues, su bella esposa

y, como dije, a la guerra

Hespero inclinado, viendo

cuánto el África se esfuerza

en las conquistas de Europa

y que a tan heroica empresa

tres hijas le embarazaban

a no hacer su fama eterna,

consultar a su hermano,

a quien semidiós venera

Libia, vino, donde oyó

a su estatua esta respuesta:

«Pasa Hespero a Europa, en fe

de que en Europa te espera

tan alta gloriosa fama

que su provincia más bella,

más abundante, más rica,

más ilustre y más suprema

tomará el nombre de ti,

confrontando con la estrella

del Vesper que la domina;

conque concurriendo en ella

de una parte tus conquistas

y de otras sus influencias,

Hespero y Vesper harán

que sea su nombre Hesperia,

que traducirá en España

la variedad de las lenguas.

Y en cuanto a que de tus hijas,

el cariño te detenga,

yo quedaré en guarda suya:

tráelas a mi monte y piensa

que para que alegres vivan,

siempre a mi sombra en tu ausencia

no habrá festejo, delicia,

honor, aplauso, grandeza,

pompa, fausto, joya o gala

que en su servicio no tengan;

y así, seguro de que

no saldrán, hasta que vuelvas,

de mis montes, parte», dijo.

Conque Hespero, en su obediencia

atento, nos trujo donde

ya el diseño de su idea

había ligneado este hermoso

alcázar en cuya esfera

en poco distrito somos

de tantos imperios reinas

que en sus límites vivimos

a nunca salir contentas;

porque muriendo mi padre

coronado de proezas

en la Hesperia, cuyo nombre

también nos dejó en la herencia

pues las Hespéridas somos,

cumpliéndole la promesa

de no salir de aquí en tanto

que él por nosotros no vuelva,

aquí nos mantienen bien

como antes dije; tan llenas

de tesoros que uno puede

ser de todos consecuencia:

aquella hermosa manzana

de oro que fue competencia

de Venus, Palas y Juno,

adquiridas por sciencias

de Atlante, en esos jardines

plantó y, prendiendo en la tierra

sembrado metal, produjo

un tronco cuya corteza

es una lámina de oro,

de oro sus hojas y dellas

el fruto también doradas

pomas. Aquí es donde entra

lo más prodigioso: Venus,

ufana con la sentencia

de Paris, viendo que un árbol

inmortal su triunfo acuerda,

pues con alma vegetable

no hay alegre primavera

que no reviva en sus frutas,

puso tal virtud en ellas,

como al fin madre de Amor,

que el amante que una adquiera

será en su amor venturoso;

viendo Atlante cuando sea

apetecible un hechizo

de tan poderosa fuerza

que atraiga las voluntades,

para que nadie se atreva

por la codicia de ser

amado a romper la cerca,

y por robar sus manzanas

violar la cláusula nuestra,

enroscó un dragón al tronco

que, velando en su defensa,

siempre los ojos abiertos

sin que un solo instante9 duerma,

apenas un ruido siente

de que hombre en el jardín entra,

que mujeres no le enojan,

cuando la cerviz inhiesta,

la escama erizada, el ala

batida, afilando presas

y garras, por boca y ojos

fuego exhala y humo alienta.

A cuyo horror nadie hubo

que hecho pedazos no muera

de cuanto finos amantes,

o ya falseando las puertas

o ya asaltando los muros,

intentaron...

HÉRCULES

Cesa, cesa,

no prosigas...

LICAS

[Aparte.]

¿Dragón, dijo?

¿Qué va que tenemos fiesta

dragonicina?

HÉRCULES

... que me ofendo

de oír que haya hombre que pretenda

que le merezca un hechizo

lo que él por sí no merezca.

¿Qué bajo espíritu debe

de tener quien se contenta

con que lo que es voluntad

lo haya de adquirir por fuerza?

Una mujer violentada,

¿es más, si se considera,

que una estatua?, ¿algo más viva?;

con alma, ¿algo menos muera?

Y esto a una parte, no menos

me ofendo que haya quien quiera

ni ser amado ni amar:

¿es amor más que una ciega

tiranía a quien yo doy

las armas con que me venza?;

¿yo he de introducir en mí

otro yo que con evidencia

mande en mí más que yo mismo?;

¿yo, una doméstica guerra

que haga al corazón campaña

de sentidos y potencias?

Y luego, ¿para qué triunfos?,

¿para qué glorias, qué empresas,

qué laureles, qué blasones,

más que conquistar la tierna,

la más defendida plaza

de una flaca mujer? Si ellas,

por natural vasallaje,

están al hombre sujetas,

¿para qué he de darlas yo

la vanidad de que sean,

cuando no amadas, humildes

y, cuando amadas, soberbias?

Tan equívoca victoria

es la suya que hay quien mueva

cuestión, ¿cuál me quiere más,

la dama que me desdeña

o la que me favorece?;

pues, conformemente opuesta,

si aquella mira a mi agrado,

estotra a mi conveniencia.

Y cuando no hubiera tantos

ejemplares como cuentan

del tiempo el buril en bronces,

de la fama el bronce en lenguas,

de altos héroes que afearon

la grata10 faz de suprema

opinión con el lunar

de que el amor los divierta,

el de Aquiles me bastara

no más para que aborrezca

amor y mujeres, cuando oigo

cuán vil por Deidamia bella

vistió femeniles ropas,

peinando el cabello a trenzas;

en cuya oposición yo,

en vez de holandas y sedas,

desde hoy vestiré la piel

de ese león, porque vea

el mundo, si hubo héroes

que en dama el amor convierta,

hubo héroe que, contra amor,

el odio convirtió en fiera.

Y así, bien puedes piadosa

Hespéride, sin que temas

que yo pise tus umbrales,

hacer que te abran sus puertas;

que aunque me arrastra el oír

que hay nuevo monstruo que ofrezca

una hoja más a mi sacro

laurel, no le he de hacer, en muestra

de que no quiero dejar

sin guarda tronco que pueda

ser medio de amar a nadie.

Despedace, rompa y hiera

de ese vestiglo la saña,

de ese terror la soberbia,

a cuantos necios amantes

probar sus frutos pretendan;

que no se lo he de impedir

yo solo con que tú creas

que hago en no vencerle más

que lo que en vencerle hiciera,

pues venciera allá su furia

y aquí venzo la mía mesma.

Vete pues, que ya me aparto

porque a ti te abran. ¿Qué esperas?

Vete.

HESPERIA

Sí haré, lastimada,

ya que obligada me dejas.

HÉRCULES

¿Lastimada?

HESPERIA

Sí.

HÉRCULES

¿De qué?

HESPERIA

De ver que el amor desprecias;

que al fin es deidad.

HÉRCULES

Amor

no es deidad sino quimera11

que inventaron las delicias

para honestar las flaquezas.

HESPERIA

«Alma del alma» le llaman.

HÉRCULES

Tú me dijiste que eras

la sabia entre tus hermanas:

bien puede ser que lo seas

pero no me lo pareces.

LICAS

Claro está que es una necia,

pues toma el legicón cuando

dejas tú la dragontea.

Vete, mujer, antes que

de no lidiar se arrepienta,

y intente...

HÉRCULES

No temas mal:

vete en paz.

HESPERIA

En paz te queda;

y plegue a Venus que Amor

no vengue en ti sus ofensas.

(Apártanse HÉRCULES y LICAS, y HESPERIA se acerca al palacio.)

HÉRCULES

¿Cómo ha de poder vengarlas

si yo no le doy licencia?

HESPERIA

Tomándosela él.

LICAS

Supuesto

que es esta la vez primera

que te vi cuerdo, por Dios,

y aquella al jardín se acerca

y tú del jardín te apartas:

que sea un poco más apriesa,

no sea el diablo que al dragón

se le antoje, como a ellas,

salirse también un rato

a pasear por estas selvas.

HÉRCULES

¿Qué importará cuándo salga?

(Vase.)

LICAS

Muchísimo, si es que encuentra

conmigo, antes que contigo.

(Vase.)

HESPERIA

¡Verusa! ¡Egle! ¡Abrid! No tema

vuestro recato, que yo

sola estoy ya.

(Entreabren un postigo del palacio EGLE y VERUSA.)

LAS DOS

Con bien vengas.

VERUSA

Que como al principio el miedo

no vio que quedabas fuera...

EGLE

... y después con él te vimos,

no osamos a abrir la puerta;

porque joven que nos dio

la vida, al mirarla abierta,

no entrase tras ti a morir.

VERUSA

Por eso las voces nuestras12

la avisaban el peligro.

HESPERIA

Pues otro mayor le queda13;

avisádsele también

diciendo en voces diversas,

porque las oiga en el monte

ya que del jardín se aleja:

¡Oh, quiera Venus que Amor...

MÚSICA

¡Oh, quiera Venus que Amor...

EGLE

... no vengue en ti sus ofensas!

MÚSICA

... no vengue en ti sus ofensas!

(Éntrase cerrando la puerta y cubriéndose el palacio con los mismos bastidores del bosque. Vuelven por otra parte HÉRCULES y LICAS.)

HÉRCULES

¡Qué inútilmente los ecos

sus amenazas me acuerdan!

LICAS

Pues que he perdido de vista

el palacio, la maleza

nos le encubre, discurramos.

Señor, ¿qué damas son estas?

¿Qué Hespérides?, ¿qué manzanas?,

¿qué dragón?

HÉRCULES

Discursos deja,

que yo solo esperar hallo

novedad en mi paciencia;

y así, sube a descubrir

desde esa elevada peña

la campaña, que quizá

andarán en busca nuestra.

(Vase.)

LICAS

Yo iré, mas de aquí no faltes.

HÉRCULES

Sobre esta silvestre yerba

recostado me hallarás;

y no en vano, que aunque quiera

alejarme no podré,

(Échase en el tablado.)

según rendido me deja

o la lucha del león

en las naturales fuerzas,

o en las sobrenaturales

el raro encuentro de aquellas

que todavía repiten

neciamente lisonjeras...

EGLE y MÚSICA

¡Oh, quiera Venus que Amor

no vengue en ti sus ofensas!

HÉRCULES

¿Quién es Amor? ¿Quïén es

Venus para que yo tema

sus deidades? A buen tiempo

el cansancio me espereza:

nunca al sueño agradecí

que su letargo me aduerma,

si no es hoy por no escuchar

que a decir sus ecos vuelvan.

(Quedándose dormido, aparecieron cantando en el aire a un lado CUPIDO y a otro VENUS, pendientes, en igual correspondencia, de dos resplandores que a manera de pirámide bajaban en diminución desde lo14 más alto a rematar en un tronillo en que venían sentados.)

CUPIDO

Bellísima hija del mar...

VENUS

Hermoso horror de la tierra...

CUPIDO

... escucha mi voz, pues por ti rompo el aire.

VENUS

... ya corto por ti yo del fuego la esfera.

CUPIDO

Atiendan...

VENUS

... atiendan...

LOS DOS

... a quejas de Amor cuantos lloran sus quejas.

TODOS y MÚSICA

Atiendan, atiendan

a quejas de Amor cuantos lloran sus quejas.

CUPIDO

Ese humano, fiero monstruo,

mi absoluto imperio niega

pues niega que amor es el alma del alma

y todo con él respira y alïenta.

VENUS

Ya sé que Hércules oprobio

es de la naturaleza,

pües es hombre tan fïera que quiere,

aun más que de hombre, preciarse de fiera.

CUPIDO

Las Hespérides te invocan

a efecto de que no quieras

que en él mis ofensas se venguen, y hoy

te invoco a vengar en él mis ofensas.

VENUS

¿Qué importa que ruegue quien

ofende con lo que ruega

y en tu aplauso han de ser sus mayores

contrarias, después, las Hespérides mesmas?

CUPIDO

¿En qué belleza de cuantas

dotó su rara belleza

del ampo en la tez, del Ofir en el rizo,

y en ojos y labios de luces y perlas,

pondré con más confïanza

el veneno de dos flechas

haciendo que el oro le obligue a que él ame

y el plomo la obligue a que ella aborrezca?

VENUS

En Yole, infanta de Libia15;16

y porque tiempo no pierdas,

desde luego he de hacer que le admire

el imaginarla aun antes que el verla.

¡Vagos fantasmas del sueño!

CORO 1.º

¿Qué solicitas?

CORO 2.º

¿Qué intentas?

VENUS

Del duro peñasco en que os tiene Morfeo

los grillos romped, arrastrad las cadenas;

y de ese dormido monstruo

representad en la idea

la rara hermosura de Yole, que es bien,

pues niega esplendores, que sombras le venzan.

TODOS y MÚSICA

Ya al imperio de tu voz

estamos a tu obediencia.

VENUS

Ve tú a prevenir las flechas y el arco,

que ya a mí me sobran el arco y las flechas.

CUPIDO

Sí haré, porque todos repitan...

TODOS y MÚSICA

Atiendan

a quejas de Amor cuantos lloran sus quejas.

(Con esta repetición desaparecieron los dos y empezó a levantarse de la tierra un pequeño vapor que, lentamente creciendo, llegó a transformarse en horrible gruta.)

HÉRCULES

¿Qué es esto? Sobre mí el cielo

parece que se despeña:

sin duda que quiere Atlante,

desfallecidas sus fuerzas,

que a sustentarle le ayude.

Sí haré, mas ¡ay de mí!: apenas

lo intento, cuando pequeño

vapor que exhala la tierra

de la sima que ocultaba

a la Hespéride, me ciega

la vista, el paso me impide,

y a mí creciendo se acerca.

(Dividiose la gruta en dos mitades, dejando ver como que dentro de sí la contenía a YOLE, dama bizarra, elevada en el aire.)

Las entrañas rasga... pero

mejor dijera la esfera

del sol. ¿Quién eres, deidad?

YOLE

Quien, a tus hechos atenta,

viene a rendirte las gracias

(esto es, desvelar sospechas

a los ardides de Venus)

de que al amor aborrezcas.

Prosigue en su odio y no dejes

que tu heroica fama excelsa

ni con delicias se borre

ni se manche con ternezas

que podrá ser que, en tu pecho,

venenoso fuego enciendan.

Y para que veas que soy

quien más tus triunfos desea:

hablándote en el idioma

de tus gloriosas empresas,

en militares estruendos

trocaré esas voces tiernas;

y así, cuando dicen unas

en dulces ecos...

ELLA y MÚSICA

Atiendan

a quejas de Amor cuantos lloran sus quejas.

Dirán otras...

(Dentro EURISTIO.)

EURISTIO

Hagan salva

las cajas y trompetas

a la coronada cumbre

del Atlante.

(Con este estruendo de cajas y trompetas desapareció todo y despertó HÉRCULES despavorido.)

HÉRCULES

¡Aguarda, espera,

bella deidad!

YOLE

Es en vano,

cuando el rumor te despierta

de las trompetas y cajas.

EURISTIO

¡Otra vez la salva vuelva!

(Cajas y trompetas.)

HÉRCULES

¿Qué veo, cielos? (¿Qué no veo?,

diré mejor.) ¿Quién creyera

que a mí me sonaran mal

los ecos que me desvelan,

según bien hallado estaba

en mi sueño? ¡Qué belleza

tan rara soñé que vía,

si no es que me lo parezca,

cuando con voces de Marte

contra Cupido me alienta!

Y así, dejando a que fue

vaga ilusión de la idea

que las especies del día

en las noches representa:

acuda a ver qué rumor

es este.

(Salen LICAS y, por otra parte, soldados que traían una piel del león.)

LICAS

Que Euristio llega

poblando el monte de varias

tropas pero, tan diversas,

que una es de armadas escuadras...

HÉRCULES

Sin duda prenderme intenta

por la muerte de Aqueloo.

LICAS

... y otra de damas, bien que estas

no vienen hacia nosotros;

que hacia los jardines echan

de las Hespérides, creo

que imaginando esperiegas

sus manzanas; que las damas

son golosísimas dellas

por lo que tienen de acedo.

SOLDADO

La piel que mandaste es esta.

HÉRCULES

A buen tiempo viene, puesto

que es bien que Euristio me vea

en el traje del horror

que le ha de dar mi presencia.

(Quítase la casaca y pone la piel.)

Desnudadme destas ropas

y vestidme solo della

sin más aliño que el mesmo

desaliño de la priesa.

Ahora dadme la clava:

a ver si hay quien se me atreva,

ya que hasta ver gente armada

no previne17 cuánto era

Aqueloo su amigo.

(Salen el REY, ANTEO y soldados.)

ANTEO

Aquí

está Hércules.18

REY

Pues vuelva

a él la salva19, repitiendo

que viva para que venza.

(Las cajas.)

TODOS

¡Viva Hércules!

HÉRCULES

Llegar puedo.

Puesto que estas voces muestran

más agasajos que enojos,

besar tus manos merezca.

REY

Heroico terror del mundo,

dame mil veces los brazos.

HÉRCULES

Desde hoy en tus reales lazos

mis mayores glorias fundo.

REY

A este monte te llamé,

y porque traerás cuidado

del fin a que te he llamado,

presto dél te sacaré,

y en publico; que es bien dar

a todos satisfación

de que puede una elección

hacer placer el pesar.

Aristeo, invicto rey

de Tesalia, me pidió

por esposa a Yole; yo,

porque era justa ley

que mi hija a otro reino fuera

y que sujeta quedara

Libia a que la gobernara

virrey que su rey no fuera,

cortésmente agradecido,

a la elección respondí

aquesto mismo. Él, de mí

injustamente ofendido,

protestando otros pesares,

de Libia a los horizontes

viene poblando los montes,

viene infestando los mares;

y siendo fuerza acudir

a su opósito, ¿de quién

puedo mis armas más bien

fiar, no habiendo yo de ir,

por mis20 ya cansados años,

que de un Hércules? Y así,

para valerme de ti,

con seguros desengaños

de que tu inmenso valor

solo asegurar podré

mi corona, te llamé;

y pues mi reino y mi honor

pongo en tus manos, el día

que en ellas de general

pongo el bastón, que sea igual

mi agradecimiento, fía,

a honor y reino; pues siendo

justo esposo a Yole bella

dar, que, sin que falte de ella

en Libia reine, pretendo

que vea el mundo que busqué,

para esposo y rey, el hombre

de más valor, fama y nombre

que con todo su ámbito hallé.

Y así, en noble confïanza

de que vuelvas victorioso,

antes de ir serás esposo

de Yole.

ANTEO

[Aparte.]

¡Ay de mi esperanza!

REY

Luego irás con la gente

que ya prevenida está.

HÉRCULES

Mil veces los pies me da;

bien que no sé cómo intente

responderte, porque son

para tres tan soberanas

dádivas, mal cortesanas

mis voces. Reino, bastón

y esposa, tal en un día

es lograr, no merecer;

y así, porque pueda hacer

mérito la dicha mía,

te suplico que me des

licencia que admita una,

no más, mientras mi fortuna

las dos me adquiera.

REY

¿Y cuál es

la que quieres que te ofrezca?

HÉRCULES

El bastón de general,

que es la que puede inmortal

hacerme sin que parezca

desaire de Yole bella;

pues en fe de veneralla

elijo, antes de miralla,

medios para merecella:

después que haya en tu venganza

la victoria conseguido,

más airoso a ser marido

vendré.

ANTEO

[Aparte.]

Viva mi esperanza

siquiera ese plazo.

REY

Aunque

a los visos de fineza

lo dilatas, la extrañeza

admiro.

HÉRCULES

Pues no te dé

la extrañeza que admirar;

porque yo tengo, señor,

pocas liciones de amor.

Sé vencer y no sé amar,

y puesto que me hallo aquí

empeñado a parecer21

descortés o bruto, ser

bruto elijo, pues nací

tan sin uso de razón

que, opuesto a quien me dio el ser,

tengo a cualquiera mujer

natural oposición.

Sola una que parecía

mujer, porque no lo era

me agradó en no sé qué esfera

que troqué la noche al día;

y así, el plazo que te pido

es por ver si encuentro el arte

de amar, viendo herido a Marte

con las armas de Cupido.

(Aparte, hablando con LICAS.)

Bien me disculpo, y no mal

sucede, pues no se dio

en venganza de Aqueloo

por sentido.

LICAS

Sí hizo tal;

pues, tratar casarte, que es

gran venganza nadie ignora.

HÉRCULES

Vaya yo a vencer ahora;

que otra excusa habrá después.

REY

(Aparte.)22

Aunque es fuerza haber sentido

tan necia respuesta yo,

hasta servirme dél, no

me daré por entendido.

Es tan digna la atención

que se funda en merecer,

que la debo agradecer;

y ya que la dilación

de ver lograda mi dicha

del reino y de Yole bella,

dilatarla no es perdella...

ANTEO

[Aparte.]

Vuelva a alentar mi desdicha.

REY

Ven donde ya está dispuesta

la marcha; pues cuanto más

presto vayas, volverás

más presto. Y, ¿qué salva es esta?

(Cajas y trompetas.)

ANTEO

Como de Yole, señor,

las graves melancolías,

viendo el sitio a que venías

para aliviar su dolor

a él te quiso acompañar,

y tú lo aceptaste, a fin

de si pudiese el jardín

hoy, como otras veces, dar

algún alivio a su pena,

puesto que cualquier mujer

entra y sale sin temer

su encanto, esa salva23 suena

saludando su hermosura

y la de sus damas bellas

que, como del sol estrellas,

van siguiendo su dulzura.

(Las cajas, y sale YOLE con sus damas.)

REY

No me pesa de que vea

el bien que dilata, puesto

que el alma de las victorias

es la esperanza del premio;

y como él una vez venza

mis contrarios como espero

de su valor, yo sabré,

castigando lo grosero

de su estilo, hallar también

excusas al casamiento.

YOLE

Perdóname si he tardado24,

que son tales los festejos

de las tres hermanas, ya

de una escuchando el acento,

cuya voz ninguno oyó

que no quedase suspenso;

de otra viendo la hermosura;

de otra gozando el ingenio,

sobre lo majestüoso

de sus palacios, lo ameno

de sus jardines, que hube

de hacer del divertimiento

pereza, bien que a pesar

del siempre amante deseo

que me llamaba a volar

a tus brazos.

REY

Yo me huelgo

de que te hayas divertido;

y pues que llegas a tiempo,

da licencia a Hércules que

tu mano bese,

(Aparte, a ella.)

advirtiendo

que es en el que te he hablado.

(Aparte.)25

Disimule sus desprecios

hasta mejor ocasión.

YOLE

Pues yo, ¿qué voluntad tengo?

REY

Llega, Hércules, que Yole

por mí lo permite.

HÉRCULES

[Aparte.]

Bueno

es hacer fineza el que

lo permita, cuando llego

forzado yo a ceremonias

de corteses cumplimientos

que no han de servir de más

que de lograr el empleo

de tener a quien vencer.

LICAS

Llega, que mientras más necio,

está más discreto un novio.

HÉRCULES

Si tanta dicha merezco,

dame, señora, tu mano.

YOLE

¿Qué hacéis? Levantad del suelo...

HÉRCULES

Justo es cuando... Mas, ¿qué miro?

YOLE

... que no es bien... Pero, ¿qué veo?

HÉRCULES

¿No es la beldad que yo vi

desvanecida en el viento?

YOLE

¿Quién vio más fiero semblante

ni más horroroso aspecto?

DAMA 1.ª

¿Este es el esposo, Flora,

de nuestra ama?

DAMA 2.ª

Sí.

DAMA 3.ª

Por cierto

que él viene galán a vistas.

LICAS

No murmuren los pellejos

que venimos de Moscovia.

HÉRCULES

¡Qué asombro!

YOLE

¡Qué sentimiento!

REY

[Aparte.]

Al mirarse el uno al otro

ambos quedaron suspensos.

ANTEO

[Aparte.]

Y yo sin mí, pues no sé

de mí si vivo o si muero.

(Al tiempo que, suspensos los dos, manifestaba cada uno su contrario afecto, aparecieron en lo más alto de la scena VENUS y CUPIDO, volando sobre dos blancos cisnes que moviendo las alas sustentaban en ellas dos pequeños tronos, revestidos de sobrepuestas bichas y florones de oro, en que venían sentados; de suerte que, representando unos en el tablado y cantando otros en el aire, se correspondían el odio y el amor que sentían aquellos con las flechas y dardos que estotros disparaban.)

VENUS

Amor, ya es tiempo

que quien vio dormido

sueñe despierto.26

CUPIDO

Ya yo prevengo

que la esfera del aire

lo sea de el fuego.27

HÉRCULES

¿Cómo es posible, fortuna,

que en dos contrarios afectos

aquí me persuada a amor

la que allá aborrecimiento?

VENUS

Como yo engendro

eslabones de oro

que encienden yelo.

YOLE

¿Cómo es posible que quiera

mi padre entregarme a dueño,

que haya de entrar al cariño

por los umbrales del miedo?

CUPIDO

Como no es nuevo

que eslabones de plomo

junten extremos.

HÉRCULES

¡Oh nunca hubiera mi esquiva

condición mostrado el ceño!

Mas, ¡qué digo! ¿No sabré

vencerme a mí si a otros venzo?

VENUS

Corten su aliento

con diluvios de flechas,

nieves de incendios.

CUPIDO

No temas, puesto

que ninguno vencerse

pudo a sí mesmo.

YOLE

¡Oh, nunca naciera antes

que el arbitrio el rendimiento,

y entre respeto y temor

pusiera el honor enmedio!

VENUS

Vence ese medio.

CUPIDO

¿Cuándo no supo el odio

vencer respetos?

HÉRCULES

¡Ay de mí, todo me abraso!

YOLE

¡Ay de mí, toda me yelo!

REY

[Alto.]

En tanta suspensión, ponga

paz mi autoridad. Supuesto

que al punto has de partir, ven,

invicto Hércules, que quiero

que pases muestra a la gente

que ya prevenida tengo.

Tú adelante, que yo,

Yole, iré en tu seguimiento.

YOLE

No tardes, pues que no ignoras

cuánto tus ausencias siento.

ANTEO

[Aparte.]

¡Ay, perdida Yole, quién

hablar pudiera!

YOLE

[Aparte.]

¡Ay, Anteo,

quién pudiera callar, no

dado a entender su tormento!

(Vanse.)

DAMA 1.ª

Triste va Yole.

DAMA 2.ª

Y no alegre

Anteo.28

(Vanse.)

REY

¿No vienes?

HÉRCULES

[Aparte.]

Cielos,

¿cómo es posible que venza

el que va a vencer huyendo?

Pero el tiempo con la ausencia

vencerá este devaneo.

CUPIDO

Mal podrá el tiempo,

que aún me queda en la aljaba

flechas de celos.29

(TODOS con la MÚSICA.)

TODOS

Que aún le queda en la aljaba

flecha de celos.30

Mal podrá el tiempo,

que aún le queda en la aljaba

flecha de celos.31

(Con esta última repetición, que acompañó toda la MÚSICA, llegaron a juntarse los dos cisnes; y cuando pareció que el uno al otro impedirían el paso, tomaron desimaginado vuelo por otra parte, con que dio fin la primera jornada.)32

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