[I]

¡Con qué pura y serena transparencia

brilla esta noche la luna!

A imagen de la cándida inocencia,

no tiene mancha ninguna.

De su pálido rayo la luz pura

como lluvia de oro cae

sobre las largas cintas de verdura

que la brisa lleva y trae.

Y el mármol de las tumbas ilumina

con melancólica lumbre,

y las corrientes de agua cristalina

que bajan de la alta cumbre.

La lejana llanura, las praderas,

el mar de espuma cubierto

donde nacen las ondas plañideras,

el blanco arenal desierto,

la iglesia, el campanario, el viejo muro,

la ría en su curso varia,

todo lo ves desde tu cenit puro,

casta virgen solitaria.