Cuando llega diciembre y las lluvias abundan,
ellas con las acacias tornan a florecer,
tan puras y tan frescas y tan llenas de aroma
como aquellas que un tiempo con fervor adoré.
¡Loca ilusión la mía es en verdad, bien loca
cuando mi propia mano honda tumba les dio!
Y ya no son aquellas en cuyas hojas pálidas
deposité mis besos... ni yo la misma soy.