[III]

Vosotros, que lograsteis vuestros sueños,

¿qué entendéis de sus ansias malogradas?

Vosotros, que gozasteis y sufristeis,

¿qué comprendéis de sus eternas lágrimas?

Y vosotros, en fin, cuyos recuerdos

son como niebla que disipa el alba,

¡qué sabéis del que lleva de los suyos

la eterna pesadumbre sobre el alma!