LXXXVII

Triste loco de atar el que ama menos

le llama al que ama más;

y terco impenitente, al que no olvida

el que puede olvidar.

Del rico el pobre en su interior maldice,

cual si él rico no fuera si pudiese,

y aquél siente hacia el pobre lo que el blanco

hacia las razas inferiores siente.