VIII

—Detente un punto, pensamiento inquieto;

la victoria te espera,

el amor y la gloria te sonríen.

¿Nada de esto te halaga ni encadena?

—Dejadme solo y olvidado y libre;

quiero errante vagar en las tinieblas;

mi ilusión más querida

sólo allí dulce y sin rubor me besa.