X

Del rumor cadencioso de la onda

y el viento que muge;

del incierto reflejo que alumbra

la selva o la nube;

del piar de alguna ave de paso;

del agreste ignorado perfume

que el céfiro roba

al valle o a la cumbre,

mundos hay donde encuentran asilo

las almas que al peso

del mundo sucumben.