XCVI

En incesante encarnizada lucha,

en pugilato eterno,

unos tras otros al palenque vienen

para luchar, seguidos del estruendo

de los aplausos prodigados siempre

de un modo igual a todos.

Todos genios

sublimes e inmortales se proclaman

sin rubor; mas bien pronto

al ruido de la efímera victoria

se sucede el silencio

sepulcral del olvido, y juntos todos,

los grandes, los medianos, los pequeños,

cual en tumba común, perdidos quedan

sin que nadie se acuerde que existieron.