XLIV

Desbórdanse los ríos si engrosan su corriente

los múltiples arroyos que de los montes bajan;

y cuando de las penas el caudal abundoso

se aumenta con los males perennes y las ansias,

¿cómo contener, cómo, en el labio la queja?,

¿cómo no desbordarse la cólera en el alma?